Solemnidad de la Asunción de la bienaventurada Virgen María, Madre de nuestro Dios y Señor Jesucristo, que, acabado el curso de su vida en la tierra, fue elevada en cuerpo y alma a la gloria de los cielos. Esta verdad de fe, recibida de la tradición de la Iglesia, fue definida solemnemente por el papa Pío XII en 1950
Señor, dame un corazón enamorado como el corazón de María;
Un corazón generoso como el corazón de María;
Abierto a tu Palabra como el corazón de María.
Que descubra que sólo desde un corazón desprendido y abandonado
podré poner mi confianza en Ti, como la puso María, tu Madre.
Haz, Señor, que al igual que para Ella, Tú seas para mi, mi única riqueza,
Mi sustento y alimento; mi bien y mi alegría.
Que como María siempre esté dispuesta a cumplir tu voluntad,
a vivir abandonada en Ti,
Y a decirte con los labios, con el corazón y con la vida,
¡Aquí estoy… hágase en mi según tu Palabra!
Hágase en mí tu Palabra de vida,
Hágase en mí tu Voluntad.
Amén!
No hay comentarios:
Publicar un comentario