Esperamos impacientes la hora de tu llegada y cuando fue el momento, papa no sabía que hacer: reir, llorar, abrazarnos, no sabía, y al tenerte en nuestros brazos pudimos comprobar que dios derramó su amor en ti criaturita y nos dio el regalo mas hermoso que pudiéramos merecer, ¡tu!...
Gracias hijo por llenar nuestras vidas de alegría y de esos grandes triunfos que vas logrando por la vida.

No hay comentarios:
Publicar un comentario