Una experiencia piloto mostró que mediante pequeñas modificaciones de la conducta, personas con baja ingesta de líquidos pueden adquirir un patrón de consumo más cercano a las recomendaciones internacionales. Por qué agua
La entidad señaló que “en un contexto y una época de incidencia creciente de sobrepeso y obesidad, es importante fomentar el consumo del agua para ayudar a las personas a alcanzar las recomendaciones de ingesta de líquidos en forma más saludable y para sustituir los distintos tipos de bebidas calóricas”.
La hidratación saludable es una de las bases de la salud: el cuerpo humano pierde líquidos en forma constante, y es necesario reponerlos, idealmente con agua. “Las guías alimentarias de Argentina fueron pioneras en incluir entre sus recomendaciones la importancia de que los adultos consuman dos litros de agua potable diariamente, a través de diferentes tipos de líquidos”, indicó el licenciado en Nutrición Luciano Spena, director de la Licenciatura en Nutrición de la Universidad de Morón y miembro de la Comisión Directiva de AADYND.
Sin embargo, según el estudio HidratAR, realizado por el Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), sólo el 21% de la ingesta de líquidos que consume nuestra población corresponde a agua pura. El resto de los líquidos ingeridos está compuesto principalmente por bebidas e infusiones azucaradas, que agregan calorías discrecionales o vacías, sin valor nutricional.
Dicha investigación tuvo como objetivo evaluar la posibilidad de mejorar la ingesta total de líquidos de los que beben muy poca cantidad diariamente, incrementando el consumo de agua pura a través de una intervención que tuvo una duración de 15 días. Para ello, se evaluó si el patrón de consumo de líquidos podía resultar flexible, y si era posible mejorar la ingesta total de líquidos de personas que beben muy poca cantidad diariamente, incrementando el consumo de agua pura a través de una intervención que tuvo una duración de 15 días.
El estudio, llevado a cabo por un equipo de investigación de Aguas Danone Francia, consistió en suministrar durante dos semanas agua mineral natural a personas que consumían poco líquido, y luego discontinuar la entrega. El registro mostró que en un corto período (cinco semanas), el volumen total de líquido consumido logró incrementarse a través del consumo de agua. En dos las últimas semanas, a pesar de que ya no eran suministradas botellas de agua mineral, la ingesta de agua fue superior al inicio, con una diferencia en el consumo de aproximadamente 743 ml/día de agua.
Gran parte de las elecciones alimentarias que realizan los consumidores están influenciadas por cuestiones que unen lo biológico, lo social y lo cultural, además de la información brindada mediante los medios masivos de comunicación, la publicidad, las interacciones con los pares y, obviamente, la disponibilidad de los productos y la posibilidad de acceso a los mismos.
Estos resultados muestran que es posible pensar estrategias de intervención efectivas, y para ello “resulta necesario contar con información y registros adecuados acerca de los patrones de ingesta de agua y otras bebidas, a fin de planificar intervenciones educativas que promuevan la incorporación de conductas saludables de hidratación para toda la vida”, señaló el licenciado Luciano Spena, quien concluyó que “sabemos que el cambio de hábitos de alimentación, y de ingesta de bebidas en este caso particular, es un proceso largo que necesita integrar gradualmente la información recibida hasta lograr transformarla en una práctica que se instale y perdure en el tiempo”.
Por qué agua
El 80% de los líquidos que se ingieren proviene de las bebidas y del agua ingerida como tal, y el resto, de alimentos (frutas, verduras, etc.). El agua es necesaria para la vida (se puede sobrevivir varios días sin alimentos, pero no sin agua), ya que interviene en todos los procesos orgánicos.
La elección de agua pura permite incorporar una bebida que no agrega aditivos ni azúcar. Así, por un lado disminuye el riesgo de caries y, por el otro, reduce el riesgo de obesidad y sobrepeso, ya que proporciona sensación de saciedad sin sumar calorías. Tomar agua en las cantidades recomendadas beneficia al organismo: es vehículo para la eliminación de toxinas y es una de las medidas que contribuye a prevenir la constipación.
Cómo llegar a la meta
Se recomienda que los adultos beban ocho vasos de agua al día.
Para llegar a la meta, algunos trucos son:
• Beber un vaso de agua a la mañana, en ayunas.
• No esperar a sentir sed, tomar agua como rutina a lo largo del día
• Tener en el escritorio, el auto o la mochila una botellita de agua siempre cargada.
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