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A pesar de que han pasado más de 50 años desde que se llevó a cabo el primer trasplante de un órgano en el mundo, estos procedimientos todavía presentan serios desafíos para los científicos.
Al problema de la escasez de órganos donados se le suman las dificultades para mantener la calidad de un órgano fuera del cuerpo humano mientras se le transporta hacia el quirófano.
Los detalles de la investigación fueron presentados durante el Festival de Ciencia se que se celebra en Birmingham, Inglaterra.
La nueva sustancia creada por los investigadores del King's College se utiliza para "lavar" el órgano durante la transferencia del donante al receptor.
Una vez que se injerta el tejido, el compuesto limita la actividad de parte del sistema inmune -el llamado sistema "del complemento"- que normalmente atacaría e intentaría destruir las células de cualquier organismo foráneo, incluidas las células de un órgano donado.
El sistema del complemento también tiene como función apoyar el ataque de los propios glóbulos blancos del paciente contra el nuevo órgano.
Los científicos del MCR crearon en el laboratorio un compuesto a base de proteínas, que llamaron Mirococept.
La aplicación de la capa protectora de Mirococept se lleva a cabo cuando el órgano se extrae del donante
Hasta ahora, sólo se ha llevado a cabo una prueba de seguridad con el compuesto para demostrar que no daña al órgano o al paciente.
Pero ya se está llevando a cabo un ensayo clínico para comprobar su efectividad y los investigadores afirman que los estudios de laboratorio han sido muy alentadores.
"Si este trabajo se traduce en beneficios en la práctica clínica, y creemos que así será, esto significaría un mayor uso de órganos donados que de otra forma no podrían usarse para trasplantes", afirmó el doctor Sacks.
Si todo sale bien, se esperan que el tratamiento pueda ser introducido en unos cinco años.
"Esto extendería el acervo de donantes", concluyó
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