Los resultados de la investigación fueron publicados en el número de marzo del Journal of Cosmology (Revista de Cosmología).
Su editor, Rudolf Schild, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, con sede en Estados Unidos, dijo que, debido a "la controvertida naturaleza del descubrimiento", la publicación invitó a cien expertos y a otros 5.000 científicos "a evaluar el artículo y ofrecer su análisis crítico".
Richard Hoover, un astrobiólogo del Centro de Vuelos Espaciales Marshall de la agencia espacial estadounidense, afirma que las bacterias que halló son restos fosilizados de organismos que vivieron en los cuerpos celestes -cometas, lunas y otros- que dieron origen a los tres meteoros.
Su afirmación se basa en investigaciones microscópicas de la estructura interna de un grupo de meteoritos que contienen materiales que se cree que surgieron en los albores de nuestro sistema solar.
Hoover descubrió grandes filamentos complejos que, según él, tienen similitudes con algas verdiazules que existen en la Tierra.
En su opinión, el tamaño y la estructura de esos filamentos no son coherentes con ningún tipo de minerales presentes en nuestro planeta.
No es la primera vez que se afirma que la vida no sólo existe en la Tierra.
Todavía en el mundo cientifico están debatiendo un estudio de 1996 que indicaba que otro meteorito contenía evidencias de bacterias marcianas fosilizadas",
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