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domingo, 6 de marzo de 2011

LA CLAVE CONTRA EL CANCER LA PODRIA TENER UNA COMUNIDAD ECUATORIANA

El médico decidió entonces estudiar las razones por las cuales los niños del poblado mostraban atrofia en el crecimiento.

La investigación comenzó cuando el doctor Jaime Guevara Aguirre, especialista en diabetes del Instituto de Endocrinología, Metabolismo y Reproducción en Quito, Ecuador, descubrió en 1987 a la comunidad en la provincia de Loja en el sur del país.


Al llevar a cabo un reconocimiento general el médico observó un patrón en la comunidad: entre los pobladores con enanismo no había casos de cáncer mientras que la enfermedad era prevalente entre sus parientes de estatura normal.

A medida que pasó el tiempo el investigador también se dio cuenta que los adultos con síndrome de Leron no morían a causa de las enfermedades crónicas usuales, como las cardiovasculares.

El doctor Guevara compartió sus hallazgos con el doctor Valter Longo, especialista en envejecimiento de la Universidad del Sur de California.

Decidieron explorar las mutaciones genéticas de los pobladores ecuatorianos.

Para descubrir cómo la deficiencia en la hormona de crecimiento protege al humano de cáncer y diabetes, los científicos llevaron a cabo análisis en el laboratorio con muestras de sangre de los ecuatorianos.

Descubrieron que el síndrome de Laron tiene un doble efecto protector: protege al ADN de los daños oxidativos y promueve el suicidio de las células muy dañadas.
Asimismo, observaron que los sujetos con Laron tenían niveles muy bajos de insulina y una baja resistencia a la insulina, lo cual explicaría la ausencia de diabetes.

Actualmente ya existen medicamentos aprobados en Estados Unidos para bloquear la hormona de crecimiento en humanos, pero se utilizan únicamente como tratamiento de la acromegalia, una enfermedad vinculada al gigantismo.

Sin embargo, los científicos subrayan que este tipo de fármaco sólo sería apropiado como tratamiento preventivo de cáncer hasta que se inicia la vejez, cuando comienza a disminuir la actividad de la hormona de crecimiento.

Para comprobar si el bloqueo de la hormona de crecimiento protege realmente a las células humanas de los daños químicos, el doctor Longo y su equipo planean ahora llevar a cabo ensayos clínicos en personas que están siendo sometidas a quimioterapia.

Si se logra desarrollar un fármaco con efectos protectores similares, dice el investigador, algún día podríamos vivir nuestra vida sin desarrollar ninguna de las grandes enfermedades.

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