Lo increíble vendría en Año Nuevo cuando una gatita exhausta se desplomó en el patio de una mujer que vive a menos de 20 cuadras de los Richter. Estaba escuálida, deshidratada y con sus uñas gastadas. Era Holly, que había recorrido 320 kilómetros para regresar a casa.
Como el animal tenía un microchip, permitió confirmar que era la mascota de los Richter y así la recuperaron. Apenas se vieron, la gata saltó a los hombros de Jack.
“Todos los animales tienen sentido de orientación, pero es muy raro que los gatos encuentren el camino a casa a través de distancias largas”, dijo el profesional que atendió a Holly. “Es un milagro”. Mientras que otro colega aseguró: “Cualquiera que diga que lo sabe, miente. Pero si lo encuentran, por favor díganme qué fue”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario