¿Alguna vez le han dicho que piense con el lado izquierdo o derecho del cerebro? ¿Que utilice el pensamiento lateral? Pues, bien, eso tiene que ver con que el cerebro está dividido en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, y ambas partes están especializadas para procesar información de manera diferente.
Ese es la base de un estudio realizado por el Laboratorio de Lateralización Cerebral de la Universidad Estatal de Montclair, en Nueva Jersey, Estados Unidos, para investigar maneras en las que se pudiera mejorar la memoria.
Ese es la base de un estudio realizado por el Laboratorio de Lateralización Cerebral de la Universidad Estatal de Montclair, en Nueva Jersey, Estados Unidos, para investigar maneras en las que se pudiera mejorar la memoria.
La doctora Ruth Propper, directora del laboratorio, dirigió un experimento en el que los participantes, según grupos, apretaban el puño derecho o el izquierdo en secuencias específicas mientras memorizaban datos o trataban de recordarlos.
Los resultados sugieren que apretar el puño derecho podría ayudar a formar memorias más fuertes de un evento o acción y que hacerlo con el izquierdo podría ayudar en recuperar más fácilmente esa memoria.
La doctora Propper dijo a BBC Mundo que para el estudio se basaron en una teoría llamada modelo de asimetría hemisférica de codificación y recuperación (HERA, por sus siglas en inglés) que señala que algunos tipos de memoria involucran procesos de codificación en el hemisferio izquierdo o, sea, que es ese lado el que se activa para insertar la información en el cerebro.
Por otra parte, en los procesos de recuperación de la memoria -cuando uno intenta acordarse de un hecho o acción- se activa el hemisferio derecho.
"En nuestro diario vivir, ambos hemisferios están procesando información pero, algunas veces, el lado que es más útil para un proceso específico no lo hace y deja que el otro lado se involucre", explicó la investigadora.
"Nos preguntamos si, de alguna manera preferencial, podríamos activar un lado del cerebro, incrementar la actividad neuronal en ese lado y, tal vez, afectar la memoria".
Los cables que conectan el cerebro con el cuerpo están cruzados. El hemisferio izquierdo controla la parte derecha del cuerpo y el hemisferio derecho maneja la parte derecha.
Dividieron a los participantes en grupos diferentes para tratar de memorizar una lista de 72 palabras que luego tendrían que recordar: unos apretaron el puño derecho durante 90 segundos antes de memorizar las palabras y luego apretaron el puño izquierdo por el mismo tiempo para recuperar la lista, otros efectuaron la secuencia al revés, un tercer grupo apretó el puño izquierdo en ambas ocasiones y, un cuarto no lo hizo en ningún momento.
El grupo que siguió la línea del modelo HERA -apretar el puño derecho fuertemente mientras memoriza y el izquierdo mientras recuerda- obtuvo mejores resultados que los otros.
¿Posible terapia?
La doctora Ruth Propper señaló que la diferencia más notable de los que apretaron el puño derecho se marcó con los que apretaron el puño izquierdo para memorizar. Sin embargo, obtuvieron resultados menos significativos frente al grupo que no apretó los puños en ningún momento.
"No se puede concluir definitivamente que la memoria va a funcionar mejor si se aprieta el puño derecho en una secuencia dada, pero sí funciona mejor que si se aprietan los puños de manera inversa", afirmó.
Lo que se cree es que al apretar el puño derecho se están reclutando selectivamente las neuronas del hemisferio izquierdo y que, aunque se están activando las áreas motoras del cerebro, hay indicaciones que esta activación puede estimular otras áreas del hemisferio que están involucradas en la memora.
"Lo interesante es que la gente que apretó el puño izquierdo estaba estimulando el lado derecho que maneja el sentido espacial y esta era una prueba verbal", comentó la psicóloga. "Es posible que su resultados fueron afectados porque involucraron el hemisferio incorrecto para manejar un ejercicio verbal".
El paso siguiente para el Laboratorio de Lateralización Cerebral es realizar pruebas con un grupo más numeroso y que se extienda a memorias de estímulo visual, como el recordar una cara, o ejercicios espaciales, como recordar dónde se colocaron las llaves del auto.
Una mayor investigación podría conducir hacia técnicas para estudiar para un examen o, mejor aún, hacia terapias para la gente que está perdiendo la memoria. "Eso me fascinaría, de lograrse, justificaría toda mi carrera", concluyó Ruth Propper.
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