Después de 500 años, por fin la ciencia logró resolver el misterio de dónde quedaron los restos de rey de Inglaterra Ricardo III.
El anuncio sobre uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos en el Reino Unido, confirmó que un esqueleto marcado con extensas cicatrices de combate, descubierto el año pasado, pertenece al rey.
Los restos fueron encontrados durante excavaciones bajo un estacionamiento en la ciudad de Leicester, Inglaterra, en un sitio donde se piensa estaba ubicado un monasterio medieval donde había sido enterrado el monarca.
Tal como indicaron en una conferencia de prensa los científicos de la Escuela de Arqueología e Historia Antigua de la Universidad de Leicester, el ADN de los huesos corresponde a las muestras tomadas de un familiar vivo del rey.
Richard Buclkey, quien dirigió el estudio arqueológico, expresó que "más allá de una duda razonable, el individuo exhumado en Greyfriars en septiembre del 2012 es efectivamente Ricardo III, el último rey (de la Casa de) Plantagenet de Inglaterra".
Ricardo será enterrarado de nuevo en la Catedral de Leicester.
Heridas de batalla
Los científicos explicaron que los huesos encontrados pertenecían a un individuo de entre 20 y 30 años y las pruebas de carbono determinaron que databan de entre 1455 y 1540.
Ricardo III tenía 32 años cuando murió en la batalla de Bosworth en 1485.
El esqueleto presentaba marcas de 10 heridas, incluidas ocho en el cráneo. Dos de estas últimas fueron potencialmente mortales, dijeron los científicos.
Una fue una "rebanada" que extrajo una capa de hueso, la otra fue causada por un arma afilada que penetró y golpeó el lado opuesto del cráneo con una profundidad de más de 10 centímetros, explicó la doctora Jo Appleby, osteoarqueóloga de la universidad.
Según la científica, "estas dos heridas pudieron haber causado una pérdida de conciencia casi instantánea y es probable que después se produjera rápidamente la muerte".
"En el caso de la herida más grande, si la navaja penetró 7 centímetros en el cerebro, lo cual no puede determinarse por los huesos, la muerte pudo haber sido instantánea", precisó.
Agregó que otras lesiones incluyeron cortadas o puñaladas en el rostro y el lado de la cabeza.
Caso "convincente"
Algunos historiadores de la época de los Tudor representaron a Richardo III como un individuo deformado. Y, de hecho, el esqueleto encontrado en Leicester presentaba una columna severamente curvada, un trastorno conocido como escoliosis.
Sin embargo, no se encontraron rastros de un brazo atrofiado o de otras anormalidades que a menudo se presentan como características extremas del rey.
Sin la escoliosis, que los expertos creen desarrolló cuando era adolescente, Ricardo pudo haber medido 1,7 metros de altura. Pero la curvatura lo pudo haber hecho aparecer considerablemente más bajo.
Según la doctora Appleby: "el análisis del esqueleto mostró que se trataba de un adulto varón con una estructura corporal inusualmente delgada, casi femenina".
"Con todos estos datos, la evidencia del esqueleto ofrece elementos altamente convincentes para la identificarlo como Ricardo III" agrega.
Dejado en el olvido
Ricardo III se desempeño como príncipe hasta la muerte de su hermano Eduardo IV en 1483. Se le nombró protector de su sobrino, Eduardo V, pero en lugar de ejercer esa función Ricardo decidió asumir el control del poder.
Eduardo y su hermano Ricardo (los hijos de Eduardo IV), conocidos como los príncipes en la Torre (de Londres, donde fueron encerrados), desaparecieron poco después.
Circularon rumores de que habían sido asesinados bajo la orden de su tío.
En un intento de aferrarse a la corona desafió a Enrique Tudor en la batalla de Bosworth, donde murió tan sólo dos años después de haber subido al trono.
Ricardo recibió un funeral de bajo perfil en la iglesia de Greyfriars en lo que hoy es el centro de Leicester. Pero el edificio fue demolido en el siglo XVI y durante los posteriores siglos se olvidó la ubicación exacta de dónde descansaban los restos del monarca, que quedaron en el olvido.
La ruta del ADN
Cuando se descubrió el esqueleto en 2012, un equipo de entusiastas e historiadores decidió perseguir la idea de que podría tratarse del monarca.
Y crucialmente, también encontraron a un descendiente de la hermana de Ricardo, cuyo ADN fue utilizado para comparar las muestras de los huesos.
La doctora Turi King, genetista que participó en el estudio, indicó que en un principio hubo temores de que el ADN en los huesos pudiera estar demasiado degradado.
"La pregunta que nos hicimos fue si íbamos a poder obtener una muestra de ADN para analizarla, y me complace enormemente informarles que sí pudimos hacerlo", declaró.
Agregó que "encontramos una correspondencia entre el ADN del esqueleto hallado en la excavación de Greyfriars y el ADN materno de los descendientes de la familia de Ricardo III".
"En resumen, la evidencia del ADN apunta a que estos son los restos de Ricardo III", puntualizó.
Ricardo III será enterrado nuevamente. Se espera que en esta ocasión sus funerales sean más dignos de la realeza.
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