"El Colegio de Cardenales ha decidido en la octava Congregación General que ha tenido lugar este viernes en la tarde, desde las 17 a las 19 horas local, que el cónclave para la elección del nuevo pontífice se abrirá el martes 12 de marzo de 2013", reza el comunicado emitido por el Vaticano.
Además precisa que "por la mañana se celebrará en la basílica de San Pedro la Santa Misa 'Pro eligendo Romano Pontífice' y por la tarde del mismo día se entrará en el cónclave".
Las congregaciones para determinar el día del comienzo del cónclave habían comenzado el lunes 4 de marzo, aprovechando el decreto del papa saliente, Benedicto XVI, quien autorizó a que se aceleren los pasos para la reunión de los 115 cardenales de todo el planeta.
Ya reunidos en la sede principal de la Iglesia católica, se determinó que el martes comiencen las reuniones en medio de un absoluto misterio sobre quién será el sucesor de Joseph Ratzinger, primer papa en renunciar en los últimos seis siglos. La fecha se votó por mayoría simple.
Sólo dos cardenales con derecho a voto no participarán en la elección del nuevo papa: el indonesio Julius Riyadi Darmaatmadja, por motivos de salud, y el escocés Keith O'Brien, quien renunció por "motivos personales" tras reconocer conductas sexuales "inapropiadas" en los años ‘80.
El mundo católico espera que la Iglesia cuente con un nuevo papa antes de Semana Santa, el 28 y 29 de marzo, uno de los ritos más importantes del año litúrgico.
¿Un papa brasileño?
Según el diario Il Corriere della Sera, hay una clara división entre los purpurados de la Curia, que trabajan en la maquinaria de la Santa Sede, en el centro de escándalos y denuncias de tráfico de influencias, y los del resto del mundo, que sospechan "que todo esté decidido" con antelación.
Los purpurados italianos, que constituyen el bloque más numeroso e influyente, con 28 votos en el cónclave, preparan una estrategia para recuperar el prestigio perdido como grandes mediadores y administradores de la Curia tras las revelaciones del caso Vatileaks, afirma el diario La Repubblica.
Pero los cardenales italianos están divididos en la búsqueda del próximo papa: unos apoyan al arzobispo de Milán, Angelo Scola, considerado como un reformista, y otros al brasileño Odilo Scherer, el "hombre fuerte" de la comisión de vigilancia del banco del Vaticano, de acuerdo con el diario.
La asamblea de "los purpurados" se lleva a cabo en el aislamiento total de los cardenales. Para ellos rigen las estrictas normas del secreto. Tienen prohibido mantener conversaciones telefónicas o correspondencia con el exterior. Se necesita una mayoría de dos tercios para nombrar al nuevo papa. La votación se hace con papeletas que se ponen dentro de un cáliz.
Por su parte, Ratzinger no tendrá potestad alguna y no podrá establecer un candidato. Su titularidad dentro de la Iglesia podría ser la de obispo emérito de Roma, aunque se lo podrá seguir llamando Benedicto XVI. Asimismo, ya entregó lo último que lo unía a su cargo: el anillo del pescador, que será anulado.
Durante el cónclave se vota dos veces por la mañana y dos veces por la tarde. Después de cada sufragio, las papeletas se queman en un horno especial en la Capilla, que tiene salida al exterior. De no alcanzarse un acuerdo, se añaden productos químicos (en la antigüedad era paja húmeda) para que el humo sea negro. En cambio, si el resultado es positivo, se queman las papeletas, lo que provoca el humo blanco que anuncia la elección del nuevo Sumo Pontífice. En ese momento la gran campana de la Basílica de San Pedro empieza a redoblar y se le comunica al mundo el“Habemus Papam”.
El "cuestionario" para el nuevo papa
Una vez elegido, el nuevo papa deberá responder a dos preguntas. Primera: "¿Acepta su elección canónica como Soberano Pontífice?". Si lo hace positivamente, se convertirá en el nuevo jerarca de la Iglesia Católica y en arzobispo de Roma. Segunda:"¿Con que qué nombre quiere ser llamado?". El papa lo indicará con estas palabras:“Vocabor N.” (“Me llamaré N.”), por ejemplo: "Vocabor Pius XIII" ("Me llamare Pío XIII"), u otras similares. Tendrá libertad de acción, pero el número estará dado por la cantidad de Papas que lo hayan usado con anterioridad.
Inmediatamente después pasará a una habitación anexa llamada "Sala de las lágrimas" porque, según se dice, muchos pontífices lloraron en ella al tomar conciencia de la importancia del cargo. El nuevo papa se pondrá entonces una de las tres sotanas blancas (de tallas distintas) preparadas por el sastre oficial del Vaticano.
El "protodiácono" (el cardenal más veterano, actualmente el francés Jean-Louis Tauran) anunciará entonces la noticia desde el balcón de la Basílica de San Pedro. Revelará el nombre del nuevo pontífice e impartirá la bendición "Urbi et orbi".
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