El 12 de junio, Brasil y Croacia darán la patada inicial en Sao Paulo de la competencia deportiva más importante del mundo.
100 días para culminar obras en Brasil, para que los 32 equipos tomen ritmo y lleguen en su máximo nivel, y para que la Selección Mexicana se recupere de un 2013 que dejó muchas dudas del futuro al que puede aspirar en la Copa Mundial.
La FIFA pretendía que los 12 estadios que acogerán la Copa del Mundo estuviesen listos antes del 31 de diciembre de 2013, pero cuatro estadios (Curitiba, Sao Paulo, Cuiabá, Manaos) aún tienen muchos pendientes.
El estadio de Curitiba estuvo a punto de dejar de ser sede, aunque la FIFA decidió dar la oportunidad a Brasil de entregarlo el 15 de mayo, menos de un mes antes del Mundial.
"Es triste porque era una oportunidad para Brasil no solo en términos de futbol. La Copa Confederaciones, la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos eran una oportunidad para atraer turistas y facturar bastante pero, infelizmente, estamos cojeando un poco", dijo el rey Pelé en una entrevista con el diario O Estado de Sao Paulo a principios de febrero.
Cuando peleó para ser escogido como sede del Mundial, Brasil, el gigante sudamericano que sacó a 40 millones de la pobreza en una década, buscaba mostrar al mundo que puede competir de igual a igual con los países desarrollados, y dar a los 200 millones de brasileños el regalo de un sexto título mundial, esta vez en casa.
Pero en medio de atrasos en estadios, promesas incumplidas sobre grandes obras de infraestructura en las 12 ciudades sede y la perspectiva de masivas manifestaciones como las que ocurrieron el país en la Copa Confederaciones de junio de 2013, el Mundial se ha convertido en un arma de doble filo para el gobierno.
"Es difícil decir por qué está ocurriendo esto, porque teníamos tiempo", dijo Pelé.
En un hecho sin precedentes, los barrios pobres en las orillas de Río de Janeiro ofrecen algunas de las mejores vistas de la ciudad y alojamiento accesible.
Los residentes de muchas favelas abrieron las puertas de sus casas a los turistas, para alquilar camas, habitaciones o incluso casas enteras, y comenzaron la construcción de albergues juveniles.
“Si quieres ver la Copa del Mundo, disfrutar algunos partidos de futbol y experimentar la verdadera vida brasileña, ésta es la opción", aseguró Michael Blommers, un mochilero holandés que se hospeda en un hostal de una favela de Vidigal.
Además de México ante Nigeria, este miércoles habrá varios duelos atractivos entre los equipos mundialistas que buscan definir su alineación ideal.
España-Italia, Francia-Holanda y Alemania-Chile son los platillos fuertes de la jornada, mientras el anfitrión Brasil se enfrentará en Johannesburgo a Sudáfrica, y Argentina, la otra gran esperanza sudamericana, jugará en Bucarest ante Rumania.
100 días para culminar obras en Brasil, para que los 32 equipos tomen ritmo y lleguen en su máximo nivel, y para que la Selección Mexicana se recupere de un 2013 que dejó muchas dudas del futuro al que puede aspirar en la Copa Mundial.
La FIFA pretendía que los 12 estadios que acogerán la Copa del Mundo estuviesen listos antes del 31 de diciembre de 2013, pero cuatro estadios (Curitiba, Sao Paulo, Cuiabá, Manaos) aún tienen muchos pendientes.
El estadio de Curitiba estuvo a punto de dejar de ser sede, aunque la FIFA decidió dar la oportunidad a Brasil de entregarlo el 15 de mayo, menos de un mes antes del Mundial.
"Es triste porque era una oportunidad para Brasil no solo en términos de futbol. La Copa Confederaciones, la Copa del Mundo y los Juegos Olímpicos eran una oportunidad para atraer turistas y facturar bastante pero, infelizmente, estamos cojeando un poco", dijo el rey Pelé en una entrevista con el diario O Estado de Sao Paulo a principios de febrero.
Cuando peleó para ser escogido como sede del Mundial, Brasil, el gigante sudamericano que sacó a 40 millones de la pobreza en una década, buscaba mostrar al mundo que puede competir de igual a igual con los países desarrollados, y dar a los 200 millones de brasileños el regalo de un sexto título mundial, esta vez en casa.
Pero en medio de atrasos en estadios, promesas incumplidas sobre grandes obras de infraestructura en las 12 ciudades sede y la perspectiva de masivas manifestaciones como las que ocurrieron el país en la Copa Confederaciones de junio de 2013, el Mundial se ha convertido en un arma de doble filo para el gobierno.
"Es difícil decir por qué está ocurriendo esto, porque teníamos tiempo", dijo Pelé.
En un hecho sin precedentes, los barrios pobres en las orillas de Río de Janeiro ofrecen algunas de las mejores vistas de la ciudad y alojamiento accesible.
Los residentes de muchas favelas abrieron las puertas de sus casas a los turistas, para alquilar camas, habitaciones o incluso casas enteras, y comenzaron la construcción de albergues juveniles.
“Si quieres ver la Copa del Mundo, disfrutar algunos partidos de futbol y experimentar la verdadera vida brasileña, ésta es la opción", aseguró Michael Blommers, un mochilero holandés que se hospeda en un hostal de una favela de Vidigal.
Además de México ante Nigeria, este miércoles habrá varios duelos atractivos entre los equipos mundialistas que buscan definir su alineación ideal.
España-Italia, Francia-Holanda y Alemania-Chile son los platillos fuertes de la jornada, mientras el anfitrión Brasil se enfrentará en Johannesburgo a Sudáfrica, y Argentina, la otra gran esperanza sudamericana, jugará en Bucarest ante Rumania.
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