El matrimonio homosexual, la globalización y el marxismo fueron algunos de los temas que el Sumo Pontífice abordó durante un reportaje
"Me gusta estar entre la gente, junto a los que sufren, y andar por las parroquias. No me gustan las interpretaciones ideológicas, una cierta mitología del papa Francisco. Cuando se dice, por ejemplo, que salgo de noche del Vaticano para ir a darles de comer a los mendigos de Via Ottaviano... Jamás se me ocurriría. Sigmund Freud decía, si no me equivoco, que en toda idealización hay una agresión. Pintar al Papa como si fuese una especie de Superman, una especie de estrella, me resulta ofensivo.
El Papa es un hombre que ríe, llora, duerme tranquilo y tiene amigos
como todos. Es una persona normal", aseguró Francisco, en una entrevista
con el diario italiano Corriere della Sera.
Consultado sobre las modificaciones que la Iglesia necesita, y
que él mismo planteó desde que está al frente del Vaticano, dijo: "Yo
en marzo pasado no tenía ningún proyecto para cambiar la Iglesia. No me
esperaba, por decirlo de alguna manera, esta transferencia de diócesis. Empecé
a gobernar buscando poner en práctica todo lo que había surgido en el
debate entre los cardenales de las diversas congregaciones. Y en mis
acciones espero contar con la inspiración del Señor. Le doy un ejemplo.
Se había hablado de la situación espiritual de las personas que trabajan
en la curia, y entonces empezaron a hacer retiros espirituales.
Había que darles más importancia a los ejercicios espirituales anuales:
todos tienen derecho a pasar cinco días de silencio y meditación,
mientras que antes en la curia se escuchaban tres rezos al día y después
algunos seguían trabajando".
Abusos de menores
"Los casos de abusos son tremendos porque dejan heridas profundísimas. Benedicto XVI fue muy valiente y abrió el camino. Y siguiendo ese camino la Iglesia avanzó mucho. Tal vez más que nadie.
Las estadísticas sobre el fenómeno de la violencia contra los chicos
son impresionantes, pero muestran también con claridad que la gran
mayoría de los abusos provienen del entorno familiar y de la gente
cercana. La Iglesia Católica es tal vez la única institución pública que se movió con transparencia y responsabilidad. Ningún otro hizo tanto. Y, sin embargo, la Iglesia es la única en ser atacada", indicó Francisco.
Marxismo
¿Le molestó que lo acusaran de marxista, sobre todo en Estados Unidos, tras la publicación de "Evangelii Gaudium"?, preguntó el periodista, a lo que el Papa respondió contundente: "Para nada. Nunca compartí la ideología marxista, porque es falsa, pero conocí a muchas personas buenas que profesaban el marxismo".
Divorcios
Respecto
del debate que impulsa, relacionado con los divorcios, el Sumo
Pontífice reconoce que hoy en día "es difícil formar una familia". Y
abundó en esa percepción: "Los jóvenes ya no se casan. Hay muchas
familias separadas, cuyo proyecto de vida común fracasó. Los hijos
sufren mucho. Y nosotros tenemos que dar una respuesta. Pero para eso
hay que reflexionar mucho y en profundidad. Es eso lo que están
haciendo el consistorio y el sínodo. Hay que evitar quedarse en la
superficie del tema. La tentación de resolver los problemas desde la
casuística es un error, una simplificación de cosas profundas. Es lo
que hacían los fariseos: una teología muy superficial. Y es a la luz de
esa reflexión profunda que podrán afrontarse seriamente las situaciones
particulares, también la de los divorciados".
Matrimonio homosexual
"Muchos países regularon la unión civil. Es un camino que la Iglesia puede comprender, pero ¿hasta qué punto?", indagó el reportero. Y Francisco explicó:
"El matrimonio es entre un hombre y una mujer. Los Estados laicos
quieren justificar la unión civil para regular diversas situaciones de
convivencia, impulsados por la necesidad de regular aspectos económicos
entre las personas, como, por ejemplo, la obra social. Hay que ver cada caso y evaluarlos en su diversidad".
La mujer en la Iglesia
"¿Cómo
será promovido el rol de la mujer dentro de la Iglesia?" fue otro de
los interrogantes que Francisco respondió durante la entrevista.
"Tampoco en esto ayuda la casuística -continuó el Papa -. Es verdad que la mujer puede y debe estar más presente en los puestos de decisión de la Iglesia.
Pero a esto yo lo llamaría una promoción de tipo funcional. Y sólo con
eso no se avanza demasiado. Más bien hay que pensar que la Iglesia lleva
el artículo femenino, "la": es femenina desde su origen. El teólogo Urs
von Balthasar trabajó mucho sobre este tema: el principio mariano guía a
la Iglesia de la mano del principio petrino. La Virgen es más importante que cualquier obispo y que cualquiera de los apóstoles. La profundización teologal ya está en marcha. El cardenal Rylko, junto al Consejo de los Laicos, está trabajando en esta dirección con muchas mujeres expertas".
Eutanasia
Sobre el final del reportaje, aparece una pregunta sobre la eutanasia. "La
ciencia evoluciona y redibuja los confines de la vida. ¿Tiene sentido
prolongar la vida en estado vegetativo? ¿El testamento biológico podría
ser una solución?", quisieron saber del periódico.
"No
soy un especialista en argumentos bioéticos, y temo equivocarme en mis
palabras. La doctrina tradicional de la Iglesia dice que nadie está obligado a usar métodos extraordinarios cuando alguien está en su fase terminal.
Pastoralmente, en estos casos, yo siempre he aconsejado los cuidados
paliativos. En casos más específicos, de ser necesario, conviene
recurrir al consejo de los especialistas", respondió el Papa.
Globalización
El
periodista reflexionó sobre el sistema económico mundial y quiso
conocer la opinión del Papa: "Usted identifica en la globalización,
sobre todo financiera, algunos de los males que sufre la humanidad. Pero
la globalización sacó de la indigencia a millones de personas. Trajo
esperanza, un sentimiento que no debe confundirse con el optimismo",
indagó.
A lo que Francisco señaló: "Es
cierto, la globalización salvó de la miseria a muchas personas, pero
condenó a muchas otras a morir de hambre, porque con este sistema
económico se vuelve selectiva. La globalización en la que piensa la
Iglesia no se parece a una esfera en la que cada punto es equidistante
del centro y en la cual, por lo tanto, se pierde la particularidad de
los pueblos, sino que es un poliedro, con sus diversas facetas, en el
que cada pueblo conserva su propia cultura, lengua, religión, identidad.
La actual globalización 'esférica' económica, y sobre todo financiera, produce un pensamiento único, un pensamiento débil. Y en su centro ya no está la persona humana, sólo el dinero".
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