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miércoles, 4 de diciembre de 2013

La reforma de la Curia que prepara Francisco no será cosmética

Hace tiempo que se habla de la necesidad de cambios en el gobierno de la Iglesia pero ahora hay un Pontífice decidido a llevarlos adelante y aparentemente urgido por la conciencia de que el suyo no será un papado demasiado largo. En efecto, Francisco no tiene todo el tiempo del mundo, no sólo por razones biológicas sino quizá también por su intención de dejar instituida una nueva metodología de sucesión.
Un signo evidente de que algo cambiará pronto es esta segunda reunión de los ocho cardenales de todos los continentes que el Papa eligió para que lo asesoren en esa Reforma y en el propio gobierno de la Iglesia.
Al informar a la prensa, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, dejó en claro que el Papa no está impulsando una reforma puramente cosmética: "Esta mañana (los Cardenales) han empezado inmediatamente con el examen de la Curia romana y, en particular, con el dicasterio de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos: o sea, han entrado de lleno en su trabajo", dijo.
"Como ya se ha afirmado, será un trabajo en profundidad y no se limitará a retoques o mejoras marginales. La revisión de la Pastor bonus, es consistente, tanto que se puede hablar de una nueva constitución para la Curia", insistió.

En el transcurso de la primera sesión del Consejo, hace dos meses, del 1º al 3 de octubre, el Papa ya había sorprendido al instituir a este grupo como su "consejo de gobierno". En aquel primer encuentro, los cardenales se pusieron al día sobre el estado de los temas.
Este martes, pasaron a la reseña y estudio detallado de cada departamento de la Curia, empezando por el de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
El hecho de que este consejo esté formado por cardenales radicados en sus respectivas diócesis, sin participación de elementos de las propias estructuras vaticanas sugiere que el Papa bien podría reformar la curia sin participación de la curia. Algo que, considerando la imagen que ese cuerpo se ha ganado en los últimos años –se dice que fueron sus intrigas y luchas intestinas las que llevaron a Benedicto XVI a tomar la decisión de renunciar- será bien visto en el conjunto de la Iglesia.
La intención del Papa sería la de retomar en esto el espíritu del Concilio Vaticano II que sugería que la función de la Curia no era ser un Estado dentro del Estado sino un Secretariado al servicio de la misión pastoral –no de Estado- del Papa.
Una reforma que llevará tiempo. Aunque en esta segunda sesión los cardenales consejeros harán un repaso de los muchos dicasterios, uno por uno, con miras de reducir algunos, la reforma no pasa tanto por un ajuste de personal –una planta de sólo 2000 personas trabajan en El Vaticano- sino por un cambio de enfoque, por reconvertir la Curia en un auxiliar del gobierno de la Iglesia mundial, más volcado hacia afuera que hacia adentro.
Al informar de la reunión del Consejo de cardenales, que durará del 3 al 5 de diciembre, el padre Lombardi recordó que fue creado por el Santo Padre "para ayudarlo en el gobierno de la Iglesia universal y estudiar un proyecto de revisión de la Constitución Apostólica Pastor Bonus sobre la Curia Romana".
Los miembros del Consejo, los 8 Cardenales y el secretario del ámbito, monseñor Semeraro, se alojan en la Casa Santa Marta, residencia del papa Francisco y por la mañana concelebran con él la Santa Misa. Las reuniones tienen lugar tanto por la mañana como por la tarde, en la misma residencia, de 9 a 12:30 y de 16 a 19. Francisco, cabe señalarlo, participa de comienzo a fin de estas reuniones.


En el intervalo de dos meses entre ambas reuniones, los cardenales debieron examinar documentos e informes, recopilar información, formular observaciones, por ejemplo, de las reuniones mantenidas en sus respectivos ámbitos episcopales. En el Consejo, hay una división de tareas en los informes sobre diferentes temas, según la competencia y experiencia de cada cardenal. Pero todos participan en las consultas, compartiendo la responsabilidad de los cambios.
Se prevé también en algún momento de estos días, la visita al Consejo del nuevo Secretario de Estado, Pietro Parolin, para un encuentro de saludo y buenos augurios para su trabajo y un primer contacto.
Como señalan muchos observadores, este Papa tiene la ventaja de su no pertenencia a la administración vaticana, lo que le da un gran margen de maniobra.
En síntesis, la reforma que impulsa Francisco para las estructuras del Vaticano no será ni marginal ni cosmética. La voluntad del Papa y sus cardenales consejeros es revisar a fondo la estructura de la Curia hasta llegar a un modelo totalmente nuevo, que quedaría consagrado en una nueva constitución.



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