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jueves, 12 de diciembre de 2013

PAPA FRANCISCO " CRIMEN CONTRA LA HUMANIAD"

El Papa aprovechó una reunión con los embajadores acreditados frente a la Santa Sede para volver a denunciar la "vergüenza" del tráfico de seres humanos al que llamó "crimen contra la humanidad"
"La persona humana no debería jamás ser vendida y comprada como una mercadería", fueron las palabras que el papa Francisco pronunció en la Sala Clementina sobre un tema al cual se ha dedicado en muchas ocasiones, e incluso desde sus tiempos como Arzobispo de Buenos Aires.
Estaban presentes los representantes diplomáticos de 17 países: Argelia, Islandia, Dinamarca, Lesoto, Palestina, Sierra Leona, Cabo Verde, Burundi, Malta, Suecia, Pakistán, Zambia, Noruega, Kuwait, Burkina Faso, Uganda y Jordania.
El Papa los convocó a combatir esta "plaga social de nuestros tiempos", con "valor" y "con la fuerza de un compromiso concertado. Y expresó su deseo de que "en todo el mundo, nunca los hombres y las mujeres sean usados como medios, sino que sean siempre respetados en su inviolable dignidad".
"Es una vergüenza. La trata de personas es un crimen contra la humanidad. Debemos unir fuerzas para liberar a las víctimas y detener este crimen cada vez más agresivo, que no sólo amenaza individualmente a las personas, sino también a los valores fundacionales de la sociedad así como a la seguridad y a la justicia internacionales, e igualmente a la economía, al tejido familiar y la propia convivencia social", agregó.
"Es una verdadera forma de esclavitud -siguió diciendo Francisco-, cada vez más difundida, que concierne a todos los países, incluso a los más desarrollados, y que afecta a las personas más vulnerables de la sociedad: las mujeres y las jóvenes, los niños y las niñas, los discapacitados, los más pobres, los que vienen de situaciones de disgregación familiar y social".
Los cristianos, que reconocen en estas personas "el rostro de Jesús", e incluso los que no se reconocen en una fe religiosa, "en nombre de la común humanidad", son llamados a compartir "la compasión por sus sufrimientos, con el compromiso de liberarlos y de curar sus heridas", dijo Francisco.
"Juntos podemos y debemos comprometernos para que sean liberados y se pueda poner fin a este horrible comercio –fue su exhortación a los diplomáticos que le presentaron sus cartas credenciales. Se habla de millones de víctimas del trabajo forzado, del trabajo esclavo, de la trata de personas con fines laborales o de explotación sexual. Todo esto no puede continuar: constituye una grave violación de los derechos humanos de las víctimas y una ofensa a su dignidad, además de una derrota para la comunidad mundial".
Francisco convocó a todos los hombres "de buena voluntad, creyentes o no", a no permitir que "estas mujeres, estos hombres, estos niños sean tratados como objetos, engañados, violentados, frecuentemente vendidos varias veces, para diferentes fines, y al final muertos o arruinados física y mentalmente, para luego ser descartados y abandonados".
El Papa se refirió también a la necesidad de asumir una "responsabilidad común" y de "una mayor voluntad política para lograr vencer en este frente". Responsabilidad hacia las víctimas, pero también para "impedir que los corruptos y criminales eludan la justicia y tengan la última palabra sobre estas personas", fue el pedido del Papa. "Una adecuada intervención legislativa en los países de proveniencia, de tránsito y de destino, incluso dirigida a facilitar la regularización de las migraciones, puede reducir el problema", sostuvo Francisco.
El Obispo de Roma reconoció que "gobiernos y comunidad internacional no han dejado de tomar medidas a varios niveles" para enfrentar este flagelo, vinculado al tráfico de drogas, de armas, a la migración irregular y a la mafia. Pero en algunos casos, señaló, la corrupción, vuelve más difícil este combate. "No podemos negar que a veces se contagian incluso los funcionarios públicos y los miembros de contingentes comprometidos en misiones de paz". Por lo tanto es necesario un profundo examen de conciencia, concluyó.

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