Uno de los pacientes registrados es Naresh Jatav, ahora de cuatro años.
Su padre, Ashish Jatav, afirma que su hijo estaba sano cuando los doctores decidieron que necesitaba una vacuna contra la polio.
La familia dice que no sabía que la droga que estaba recibiendo Naresh era una prueba, y como los formularios que firmaron en el hospital estaban en inglés, "no podíamos entender nada".
Según una investigación del hospital, este niño tuvo un ataque poco después de recibir la droga y sufrió una bronquitis.
Ahora tiene problemas para respirar y comer, aunque a sus padres se les aseguró que no tienen que ver con la vacuna. Ellos dicen que no saben qué creer.
Algunos de los pacientes, según la periodista Lloyd-Roberts, señalan que el tratamiento que recibieron en ese hospital fue supervisado por el doctor Anil Bharani.
Bahrani -que no quiso hablar con el programa Newsnight– fue acusado por el gobierno estatal de recibir pagos ilegales de compañías farmacéuticas, además de llevar a cabo ensayos clínicos sin el consentimiento de los pacientes.
Pero no es el único; varios doctores del hospital han sido multados por irregularidades durante ensayos clínicos.
Estas irregularidades probablemente no habrían salido a la luz de no ser por otro médico, Anand Rai, que tenía una oficina en el mismo piso del centro hospitalario.
Ramadhar Shrivastav dice que una droga que le fue suministrada le ha afectado seriamente.
Rai dice que se preocupó cuando vio que algunos pobres eran conducidos a los mejores consultorios. Dice que fue despedido por sus cuestionamientos, pero ha estado investigando el tema desde entonces.
"Escogen a pobres y analfabetos que no entienden el significado de un ensayo clínico", dice.
KD Bhargava, director del comité de ética del hospital Maharaja Yeshwantrao, admite el descuido del sanatorio en los ensayos.
"De repente hubo mucho dinero involucrado y estaban pasando demasiadas cosas. Y sí, tal vez pudimos haber perdido el control", dice.
Pero este tema afecta a más hospitales, recuerda la periodista Sue Lloyd-Roberts.
Casi 2.000 ensayos clínicos
Desde que India suavizó sus leyes sobre ensayos clínicos en 2005, compañías farmacéuticas extranjeras han mostrado interés en aprovechar el grupo de médicos educados y angloparlantes del país y su enorme población.
En los últimos siete años ha habido casi 2.000 ensayos clínicos en el país y el número de muertos pasó de 288 en 2008 a 637 en 2009 y 668 en 2010. En 2011 se redujo a 438.
Ramadhar Shrivastav fue una de las personas utilizadas para un ensayo en el hospital Bhopal Memorial, en la ciudad de Bhopal, capital provincial de Madhya Pradesh.
El desastre en Bhopal, en 1984, fue considerado el peor desastre industrial del mundo.
En esa ciudad ocurrió el peor accidente industrial del mundo, una explosión en una planta de Union Carbide que causó una fuga de gas que mató a unas 25.000 personas, según los cálculos.
Shrivastav sufrió un ataque cardíaco hace cinco años y fue al hospital.
No sabe leer en inglés. Fue un periodista el que notó el año pasado que en el documento de su alta figura que formaba parte de un ensayo de la compañía británica Astra Zeneca, con una droga que se estaba probando para pacientes con síndrome coronario agudo.
Shrivastav afirma que la droga le ha afectado mucho y que ahora no puede trabajar.
Astra Zeneca admite que hubo problemas con el consentimiento de algunos pacientes, pero que se solucionaron rápidamente.
Según la farmacéutica, Shrivastav no está entre los afectados.
Asumir responsabilidades
El problema es encontrar a alguien que asuma la responsabilidad, explica Lloyd-Roberts, quien hizo la investigación.
No hay duda de que la organización de un ensayo clínico puede ser complicada y muchas veces se delega el trabajo.
En el pasado, cuando ha habido acusaciones de malas prácticas, muchas compañías farmacéuticas culparon a las empresas delegadas.
Satnam Singh Bains, un abogado de Indore, analiza las quejas.
El abogado Satnam Singh Bains le mostró a Lloyd-Roberts un informe publicado recientemente por el comité parlamentario de Salud y Bienestar Familiar en India, que analiza la situación en el país.
Confirma que el sistema para regular los ensayos no es, en palabras de Singh Bains, "apto para el propósito".
Hay muy pocos inspectores y la agencia de regulación tiene que lidiar con demasiadas exigencias, entre ellas entregar información para 700 preguntas parlamentarias y 150 casos judiciales al año.
El informe agrega: "Aún peor, hay evidencias documentales que permiten llegar a la conclusión de que muchas opiniones (durante los ensayos) fueron escritas por la mano invisible de las compañías farmacéuticas y los expertos (los doctores) simplemente respondieron poniendo sus firmas".
Singh Bains dice que hay preocupaciones reales "sobre, al menos, la connivencia entre los expertos y las compañías farmacéuticas. O, en el peor de los casos, sugiere que hay un fraude. Que estos informes están siendo suscritos sin escrutinio clínico independiente".
Añade que esto podría tener implicaciones globales sobre si "se puede confiar en los hallazgos de estos ensayos clínicos".
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