Científicos estadounidenses diseñaron un nuevo modo de mantener los injertos de piel en su lugar, mediante el uso de un parche cubierto con agujas microscópicas.
Las agujas se hinchan en contacto con la humedad, de manera que el parche se agarra con firmeza a la piel mojada, funcionando igual que puntos o grapas, pero causando mucho menos daño al tejido.
Fue inspirado por una lombriz parasitaria que se pega a los intestinos de los peces con espinas que se hinchan cuando se incrustan y no se pueden desprender.
Los científicos dicen que el parche también podría emplearse para administrar fármacos terapéuticos a través de sus diminutas agujas.
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