Se trata del profesor de Filosofía Nick Bostrom y de su colega investigador Anders Sandberg, del Instituto del Futuro de la Humanidad de la Oxford Martin School.
Según el periódico británico The Sunday Times, los dos académicos quieren que sus cabezas sean congeladas cuando sean declarados muertos.
A ellas se les inyectarán una combinación de sustancias químicas anticongelantes y se les preservará en nitrógeno líquido a una temperatura de -196 grados centígrados. Su colega Stuart Armstrong quiere que su cuerpo entero sea congelado.
Según el periódico, los dos académicos han acordado pagarle alrededor de US$80,000 a una compañía estadounidense para que realice el complejo procedimiento.
"Mi esperanza es que quizás en 100 o 200 años, la sociedad habrá desarrollado las tecnologías para revivirme y curarme de lo que me haya causado la muerte", le dijo Sandberg al diario. "Me despertaré en un mundo completamente nuevo y eso me parece muy emocionante".
BBC Mundo pidió entrevistar a los tres académicos, pero decidieron no dar más declaraciones.
Preservar
Aunque el mundo de la ciencia se mantiene escéptico ante la posibilidad de que una persona pueda volver a la vida tras se congelada, Bostrom, quien se ha especializado en física, neurociencia computacional y lógica matemática, prefiere no descartar opciones.
"Si vemos lo que ha pasado en los últimos 100 años y cuántas características del mundo de hoy pudieron haber sido anticipadas por una persona en 1913, te das cuenta de que entre más incierto te sientas sobre el futuro, más sentido tiene tener tus opciones vivas, por ejemplo, intentar preservar tanta información en el cerebro como sea posible y no desecharla", afirmó Bostrom, de acuerdo con The Sunday Times.
Según el diario, tanto Bostrom como Sandberg firmaron un acuerdo con la compañía estadounidense Alcor, fundada en 1972.
"La Fundación de Extensión de la Vida Alcor es líder mundial en criónica y en investigación y tecnología criónica. La criónica es la ciencia de usar temperatura ultrafrías para preservar la vida humana con la intención de restaurar la buena salud cuando la tecnología esté disponible", señala Alcor en su página web.
"Es un intento de preservar y proteger el regalo de la vida humana. El propósito de la criónica es mantener la vida, no revertir la muerte", acota.
Críticas
En abril, Alcor anunció que ya cuenta con 117 "pacientes" congelados.
"A los 99 años, el cuerpo entero del miembro A-2419 de Alcor (confidencial) se convirtió en uno de los individuos de mayor edad en ser crioperservado, con sólo otros dos miembros ligeramente mayores".
La criónica comenzó en Estados Unidos en 1967, cuando el doctor James Bedford se convirtió en la primera persona en ser preservada tras su muerte. Los primeros servicios comerciales de criónica empezaron en los años setenta.
Por décadas, el debate se ha intensificado. Muchos científicos y doctores insisten en que la criónica es una práctica errónea.
El profesor de la Universidad de York, en Inglaterra, David Pegg lo advertía en 2002 en conversación con la BBC. "La criónica es una fantasía, no está basada en evidencia alguna (…) El problema de la criónica es que toma a alguien que está muerto y lo congela de una manera que destruye las células del cuerpo".
"En el tejido mamífero, el hielo causa un gran daño a las complejas estructuras celulares que forman los órganos internos".
"No sólo tienen que encontrar la manera de revivirlas, también tienen que reparar el inmenso daño que la muerte causó o las lesiones generadas antes de producirse la muerte".
El profesor Pegg indicó que la criónica es la última versión de recurrentes manifestaciones culturales a lo largo de la historia. Un ejemplo de ellas es la momificación en la civilización egipcia que tenía en la mira la vida después de la muerte.
"Lo problemático de la manifestación actual es que es presentada como una actividad científica cuando realmente no lo es", dijo el experto.
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