Un equipo de la Universidad de Córdoba ha diseñado un sensor que es capaz de detectar cantidades muy pequeñas de distintos tipos de aminas, unos compuestos contaminantes que aparecen en muchos alimentos tras recibir tratamiento industrial y que en grandes concentraciones pueden resultar cancerígenos.
El dispositivo se basa en el análisis cromátográfico de las muestras, una técnica que permite separar y por tanto detectar los componentes de una mezcla. Las investigadoras analizaron la presencia de distintos tipos de aminas en un estudio que incluía alimentos procedentes de diversos países europeos y que se publica en la revista Journal of Agricultural and Food Chemistry. Aunque en ningún caso encontraron cantidades por encima de los límites permitidos por la Unión Europea, en todas las muestras de cerveza se detectaron al menos dos contaminantes, no hallándose restos de ellos en el vino y en bebidas espirituosas. En la leche y productos lácteos se encontraron hasta siete tipos de aminas, mientras que en la leche materna no aparecieron contaminantes.
La preocupación por el contenido de aminas en los alimentos se despertó a raíz del escándalo producido en China en el año 2007, cuando miles de bebés se intoxicaron al consumir leche contaminada con melamina. Con innovaciones como este nuevo sensor se facilitará la labor de detección de elementos dañinos en los productos alimenticios, garantizando una mayor seguridad en el consumo.
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