Implícame, Jesús, con la causa de los pobres.
Implícame con esta causa, que es la tuya.
Implícame a tu manera que sorprende, inquieta e ilusiona.
Que no sepa dejar de mirar. Que no sepa dejar de querer.
Que no sepa dejar de amar.
Complícame la vida, que eso es lo que pasa cuando uno ama.
Complícame haciéndome apasionado.
Complícame porque las cosas no son fáciles.
Complícame porque las lágrimas duelen y el hambre es malo,
y los gritos no se pueden apagar.
Complícame porque un mundo roto no es un lugar cómodo.
Replícame cuando ponga argumentos para escabullirme.
No me dejes posponer mi camino,
que ya está bien de muchas palabras.
Si estoy demasiado centrado en mis problemas,
demasiado dedicado a mis actividades,
demasiado ocupado en salir yo adelante,
Implícame, Señor, y "complícame".
Amén
P. Javier Rojas S.J
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