Con más de 7.000 millones de bocas para alimentar, y varias más en camino, el mundo necesita encontrar nuevas formas de darles de comer a sus habitantes. Cultivar nuestra propia comida, incluso en los pequeños apartamentos de ciudad, puede ser parte de la solución, pero quizá debamos ser un poco más audaces, y menos quisquillosos, al imaginar nuestros menús.
Paté de oruga, mousse de saltamontes y varios sustitutos de la carne podrían aparecer en los platos del futuro. Se trata apenas de algunos de los productos y conceptos que podrían modificar radicalmente nuestras dietas, según se desprende de los nominados para el premio INDEX de este año, que busca respuestas creativas a desafíos globales urgentes.
Uno de ellos es la demanda creciente de carne. Comienza con una buena noticia: son cada vez más las personas que superan la línea de la pobreza. En este proceso, muchos abandonan el vegetarianismo frugal de sus viejas vidas por una dieta más rica en proteínas, característica del pudiente Occidente. A cambio, esto lleva a un mayor uso del agua y una mayor producción de gases de efecto invernadero, dos hechos asociados a la ganadería intensiva.
Insectos
Mansour Ourasanah propone parte de la solución: LEPSIS, una elegante y autónoma colonia de saltamontes que puedes tener en tu cocina. Comenzó a trabajar en su diseño al mudarse de Togo a Nueva York, donde se sorprendió al observar la cantidad de comida que las personas desaprovechaban.
"Nunca pude asimilar la noción de que una parte del mundo tenga tanto para comer mientras la otra tenga tan poco", le dijo a CNN. "Como un neoyorquino, me volví parte del problema. Consumía de más y echaba a perder comida", agregó.
Comenzó a modificar su dieta, recortando las carnes e intentando reducir los desperdicios, "pero como diseñador, siempre supe que podía hacer más", explicó. La inspiración llegó cuando recordó la proteína abundante y gratuita que junto a sus hermanos encontraba en África.
"Siendo niño en Togo, los insectos eran una parte integral de nuestra dieta durante la época de lluvias", dijo. "Aquellos días en que no teníamos lo suficiente en casa, salíamos a buscar saltamontes y grillos", agregó.
Ento también promueve lo que llama “el arte de consumir insectos”. Consciente de la resistencia que genera en varios lugares de Occidente, este grupo de diseñadores con sede en Londres lanzó su propia receta de canapés basados en insectos, como paté de oruga y mousse de saltamontes. La estética es apenas diferente a la del sushi, otro plato que alguna vez fue visto con escepticismo por Occidente.
¿Cómo reaccionaría Mikal Hallstrup, socio de la agencia de diseño danesaDesignit y jurado de los premios, al ver insectos en el menú? "Me encantaría", le dijo a CNN. "Los saltamontes, como las moscas, crecen a una velocidad excepcional. No solo son fuentes de proteína más saludables, sino que además no impactan en el ambiente como otros productos de carne. Entonces, ¿por qué no?".
Alternativas a la carne
Aquellos más reacios a los insectos quizá prefieran las propuestas de Beyond Meat y Like Meat, que han desarrollado lo que llaman “análogos a la carne”, un término poco atractivo para designar proteínas de materiales vegetales que imitan la textura, el sabor y la apariencia de la carne.
Ethan Brown, fundador y director de Beyond Meat, dijo que incluso paladares exigentes han sido engañados por el sustituto de pollo que comercia su compañía y que ofrece “toda la proteína, el sabor y el disfrute del pollo sin antibióticos, hormonas, grasas y colesterol”.
Más allá de lo que elijamos para comer, todo parecería indicar que cada vez seremos más responsables por el cultivo de nuestros propios alimentos. Aunque todavía no estés listo para una colonia de saltamontes en tu cocina, podrías avanzar en dirección a la autosuficiencia con Windowfarm, un elegante jardín de hierbas hidropónico. Seguramente no alimente a una familia hambrienta, pero nunca te faltará una ramita de albahaca para tu pesto.
Granjas del futuro
El equipo FreightFarms utiliza contenedores de envío abandonados y los convierte en granjas urbanas modulares y apilables para estacionamientos o tierras en desuso. Cada caja es acondicionada con sistemas hidropónicos y de control de clima para maximizar las cosechas y la eficiencia energética. Según los diseñadores, un solo contenedor puede alojar hasta tres mil plantas al mismo tiempo.
Producir alimentos cerca del lugar donde serán consumidos reduciría la energía y el carbón utilizado en transportar y refrigerar el producto, pero hay una forma todavía más sencilla de mejorar la eficiencia del ecosistema alimentario del mundo.
Según la Institución de Ingenieros Mecánicos de Estados Unidos, entre el 30 y el 50 por ciento de la comida mundial es lanzada a la basura, lo que significa que entre un tercio y un quinto de la energía, agua y esfuerzo destinado a la alimentación es desperdiciado.
Corregir ese defecto requerirá cambios sistemáticos, pero el consumo individual también será parte de la solución. Dos otros nominados proponen formas simples y de pequeña escala para producir alimentos frescos y reducir las cantidades que terminan dejándose a un lado.
FreshPaper, por ejemplo, es un papel impregnado con especias orgánicas y enzimas con propiedades antibacteriales que dice duplicar y hasta cuadriplicar la vida de frutas y vegetales.
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