La demencia está considerada como el mayor problema
de salud y atención de una generación y "un desastre global a punto de
ocurrir". Y el Alzheimer es su forma más común.
Cada cuatro segundos una persona en el mundo es
diagnosticada con algún tipo de demencia. Se espera que para el 2050 los
casos aumenten de 44 millones -que son los que se estima hay en la
actualidad- a 135 millones.Estos trastornos ya le cuestan al mundo unos US$604.000 millones al año. Por esta razón, esta semana ministros del G8, que agrupa las mayores economías del mundo, se reúne en Londres para discutir cómo combatirlos.
A propósito de este encuentro, la BBC le preguntó a expertos qué harían si les dieran una buena suma de dinero -y el apoyo político- para contrarrestar estas estimaciones. El resultado son cinco áreas de investigación prioritarias.
Diagnóstico temprano
El diagnóstico temprano será clave para combatir la demencia.En el momento que el doctor diagnostica demencia, el paciente puede creer que se encuentra en una etapa temprana, pero no es cierto.
Para entonces, un quinto de los centros de memoria estará efectivamente muerto. Esta es la razón por la cual doctores piensan que los ensayos clínicos han fracasado: simplemente intentan tratar la enfermedad cuando ya es demasiado tarde.
El profesor Nick Fox, del hospital nacional para Neurología y Neurocirugía de Londres, considera "absolutamente crítico" que la investigación se centre en buscar tratamientos más tempranos.
El panorama no es tan negro, pues ya se han hecho avances. Ahora es posible ver en un escáner cerebral cuándo una de las proteínas muy cercana al Alzheimer está dañada. Sin embargo, el reto es usar esas herramientas para predecir el desarrollo de demencia.
"Estamos en una era muy emocionante donde ha habido grandes avances en las tomografías", señala Fox.
También se están investigando otros métodos, como detectar químicos en la sangre que puedan predecir la aparición de demencia.
La demencia no es una sola enfermedad. El Alzheimer, la demencia vascular y la demencia de cuerpos Lewy tienen síntomas parecidos, pero pueden necesitar diferentes tratamientos.
Los científicos deberán crear técnicas que puedan hacer distinciones de las diferentes formas de demencia.
Se ha puesto mucha esperanza en dos posibles medicamentos para el Alzheimer: solanezumab y bapineuzumab. Pero estos han fracasado en las pruebas, donde no han mostrado beneficios claros.
Sin embargo, existen indicios de que el solanezumab puede funcionar en las personas que en etapas tempranas de la enfermedad.
Ya se ha iniciado un nuevo ensayo clínico en pacientes con demencia moderada.
El doctor Eric Karran, director de investigación en la fundación Alzheimer's Research UK, señaló que si se logra demostrar su efectividad, el medicamento se podría usar de la misma forma en que las estatinas se utilizan para los problemas del corazón.
"Creo que si ahora se demuestra que solanezumab funciona para un Alzheimer moderado, entonces el camino sería suministrarlo cada vez más temprano. Así tendríamos la seguridad de que ver algún efecto".
Obviamente, encontrar una cura es el sueño dorado. Aunque sólo reducir el ritmo de la enfermedad ya sería una gran recompensa.
Retrasar cinco años la demencia puede reducir a la mitad el número de personas que viven con ella.
Los fármacos pueden aumentar la señalización entre las células del cerebro que han sobrevivido.
No obstante, el último medicamente aprobado, la memantina, recibió luz verde para su comercialización hace diez años en Estados Unidos. Desde entonces no ha habido nada más.
El doctor Ronald Petersen, director del Centro de Investigación de Alzheimer de la Clínica Mayo, EE.UU., le dijo a la BBC que es "horrible pensar en los miles de millones de dólares invertidos en la enfermedad" y que no haya más fármacos paliativos.
"Existen 44 millones de personas con Alzheimer y (al tiempo que tenemos que encontrar una cura) debemos tratarlos también".
El experto agregó que "debemos desarrollar fármacos para tratar los síntomas y lentificar el avance de la enfermedad, de la misma forma que hacemos con los infartos".
¿No quiere que padecer demencia? La respuesta es menos clara.
La edad es el mayor factor de riesgo, pero no es mucho lo que la gente pueda hacer.
Muchos de los mensajes comunes, como ejercicio y comida sana, se han relacionado a la prevención o retraso de la aparición de demencia.
Pero no está claro el panorama completo de cómo los antecedentes familiares, las decisiones en la vida y el medioambiente puede resultar en la enfermedad.
El profesor Peter Passmore, de la Sociedad Británica de Geriatras y de la Queen's University de Belfast, considera que hasta ahora el mejor consejo es "hacer lo que es sano para el corazón, a fin de reducir el daño de los vasos sanguíneos en el cerebro".
"Así que evite el sobrepeso, no fume, haga ejercicio con regularidad, controle la presión arterial, el azúcar y el colesterol. Estas recomendaciones suelen hacer más bien que mal".
El costo verdadero es el tiempo y la atención en los hogares, además de la disminución de los ingresos para los familiares que deben dejar sus trabajos para cuidar a sus seres queridos.
Es por esto que la investigación también debe ocuparse también de encontrar la mejor forma de cuidar a los pacientes con demencia y hacer que sean independientes tanto como sea posible.
Los estudios ya han demostrado que las recetas de antipsicóticos pueden reducirse a la mitad con la adecuada formación del personal.
El doctor Doug Brown, de la Sociedad de Alzheimer, considera que si hay un lado flaco en la investigación de la demencia, es el que tiene que ver con la atención y cuidados.
"Es mucho lo que podemos la investigación puede hacer para ofrecer apoyo y cuidado a las personas para que puedan vivir lo mejor posible", señala.
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