Científicos de Italia y Francia presentaron una prueba que podría
revolucionar el excursionismo y la escalada. El examen puede predecir si
la persona es propensa a desarrollar esta enfermedad potencialmente
fatal.
La mayoría de los casos (un 30%) son leves, pero en los más severos (1-2%), la acumulación de líquido en el cerebro y los pulmones puede causar la muerte.
El mal de altura afecta con frecuencia a montañistas y esquiadores.
Para evitar esta enfermedad, se aconseja una aclimatación lenta y progresiva a fin de que el cuerpo se vaya acostumbrando poco a poco a la falta de oxígeno. También existen fármacos que pueden reducir la severidad de los síntomas, pero pueden tener efectos secundarios.
Los investigadores se fijaron en cómo respondía
el corazón con hipoxia -niveles bajos de oxígeno- de 34 voluntarios
sanos y estudiaron la función cardiovascular a partir de una técnica no
invasiva basada en ultrasonidos.
Los análisis se hicieron primero a nivel del mar y después a 3.842 metros, en los Alpes franceses.
Previo a la investigación, un tercio de los participantes había experimentado mal de montaña.
Cuatro horas después de alcanzar la altitud, se revisaron los niveles de saturación de oxígeno y se realizó un ultrasonido para revisar las funciones cardíacas.
Tras 24 horas en altitud, 13 de 34 voluntarios presentaron síntomas de moderados a severos. Estos tenían los niveles más bajos de saturación de oxígeno y el ultrasonido mostró una mala función en la habilidad sistólica del ventrículo derecho.
Estos cambios no se registraron en el grupo que no experimentó síntomas de mal de altura.
La doctora Rosa Maria Bruno, jefa del estudio, dijo que "si se confirman estos resultados en estudios más amplios, será posible identificar a los individuos vulnerables" y sugerir un tratamiento adecuado.
"Así podremos limitar los medicamentos (y efectos secundarios) exclusivamente a aquellos que verdaderamente lo necesiten, y les podremos ofrecer consejo y recomendaciones como evitar grandes altitudes o destinar más tiempo en el proceso de ascenso para permitir que haya una mejor aclimatación".
La experta agregó que "por el momento no sabemos exactamente por qué algunas personas se pueden adaptar bien a las alturas y otras no, o cómo identificar a individuos susceptibles en la que se puede aplicar estrategias preventivas".
Actualmente, la prueba sólo se puede hacer una vez que la persona ha estado cuatro horas en altitudes superiores a 2.500 metros, pero el equipo espera poder desarrollarla mejor para que funcione mucho antes.
La mayoría de los casos (un 30%) son leves, pero en los más severos (1-2%), la acumulación de líquido en el cerebro y los pulmones puede causar la muerte.
El mal de altura afecta con frecuencia a montañistas y esquiadores.
Para evitar esta enfermedad, se aconseja una aclimatación lenta y progresiva a fin de que el cuerpo se vaya acostumbrando poco a poco a la falta de oxígeno. También existen fármacos que pueden reducir la severidad de los síntomas, pero pueden tener efectos secundarios.
Revisión de ultrasonido
Los detalles del estudio se presentaron en la conferencia EuroEcho-Imaging en Estambul, Turquía.Los análisis se hicieron primero a nivel del mar y después a 3.842 metros, en los Alpes franceses.
Previo a la investigación, un tercio de los participantes había experimentado mal de montaña.
Cuatro horas después de alcanzar la altitud, se revisaron los niveles de saturación de oxígeno y se realizó un ultrasonido para revisar las funciones cardíacas.
Tras 24 horas en altitud, 13 de 34 voluntarios presentaron síntomas de moderados a severos. Estos tenían los niveles más bajos de saturación de oxígeno y el ultrasonido mostró una mala función en la habilidad sistólica del ventrículo derecho.
Estos cambios no se registraron en el grupo que no experimentó síntomas de mal de altura.
La doctora Rosa Maria Bruno, jefa del estudio, dijo que "si se confirman estos resultados en estudios más amplios, será posible identificar a los individuos vulnerables" y sugerir un tratamiento adecuado.
"Así podremos limitar los medicamentos (y efectos secundarios) exclusivamente a aquellos que verdaderamente lo necesiten, y les podremos ofrecer consejo y recomendaciones como evitar grandes altitudes o destinar más tiempo en el proceso de ascenso para permitir que haya una mejor aclimatación".
La experta agregó que "por el momento no sabemos exactamente por qué algunas personas se pueden adaptar bien a las alturas y otras no, o cómo identificar a individuos susceptibles en la que se puede aplicar estrategias preventivas".
Actualmente, la prueba sólo se puede hacer una vez que la persona ha estado cuatro horas en altitudes superiores a 2.500 metros, pero el equipo espera poder desarrollarla mejor para que funcione mucho antes.
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