Cerca de 110.000 bebés nacen cada año en el mundo con el síndrome de rubéola congénita (CRS, por sus siglas en inglés), que conlleva defectos visuales y auditivos, entre otros problemas.
Con el fin de evitar este fenómeno, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda la importancia que cobra la vacuna contra la rubéola a la hora de reducir drásticamente su aparición.
La vacuna contra la rubéola, utilizada durante 40 años, consiste en la administración de una cepa viva atenuada disponible en formulación monovalente o en combinación con otras vacunas como la del sarampión; sarampión y paperas o sarampión, paperas y varicela. Por lo general, sus efectos secundarios pasan por fiebre moderada, sarpullidos y dolores musculares.
El pasado mes de abril, la iniciativa Sarampión y Rubéola lanzó el Plan Estratégico Mundial contra el Sarampión y la Rubeola 2012-2020, que incluye nuevos objetivos a conseguir a finales de 2015 y 2020.
Así, para el final de 2015, han establecido reducir las muertes por sarampión por lo menos un 95 por ciento con respecto a los niveles del año 2000 y, para finales de 2020, eliminar el sarampión y la rubéola en, al menos, cinco regiones de la OMS.
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