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sábado, 20 de octubre de 2012

El hombre con el cuerpo perfecto que todos querían

Portando nada más que una hoja de parra, sandalias de gladiador y un particular bigote, Eugen Sandow representó en un momento una imagen de lo que se creyó era la perfección masculina.
Sandow fue el precursor de la cultura por el físico que hizo populares los gimnasios. Pero ¿Cuán impresionante es su cuerpo hoy?

De joven, Sandow solía visitar museos y estudiar el ideal griego representado en las estatuas. Estos cuerpos se convirtieron en su fórmula para el físico perfecto y adoptaba las poses mientras flexionaba sus músculos en postales y en los escenarios, volviendo locas a señoras -y señores- de la época Victoriana.
Pero el fisicoculturista era un hombre muy moderno, avanzado en el tiempo. Más allá de obsesionarse con su cuerpo, Sandow supo vender su imagen, idealizando los abdominales marcados que se han convertido en el Santo Grial para los hombres conscientes de su apariencia.
Antes que él, nadie creyó que el cuerpo de un ser humano podía alcanzar la perfección esculpida del arte clásico.
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Pero no sólo hizo que la apariencia fuera popular, sino que la hizo posible.
"Él era una celebridad de la época, el ejemplo de una marca personal como Madonna o David Beckham", dijo David Waller, autor de El hombre perfecto, que cuenta la historia, casi olvidada, de Sandow.
Eugen Sandow
Sandow alcanzó la fama tras ganar una competencia que buscaba al hombre más fuerte del mundo
"Hay muchos paralelismos con el mundo moderno, ya que se hizo popular en una competencia de talentos", explicó Waller. "Sandow se hizo famoso primero en el Reino Unido y después en Estados Unidos en una época en la que medios estaban creciendo rápidamente, eso permitió que su imagen viajará alrededor del mundo".

Sandow nació en Prusia en 1867. Durante su juventud viajó por Europa participando en competencias de lucha.
Su gran oportunidad llegó en el Reino Unido, en una compleja competición para encontrar el hombre más fuerte del mundo, "el equivalente Victoriano de el Factor X", comparó Waller.
"Él era un hombre de apariencia normal. Pero cuando se quitaba la ropa, ante el asombro de la audiencia, aparecía su espectacular torso".
"De inmediato consiguió un contrato en la escena musical de Londres y se convirtió en una celebridad instantánea", recordó.
Como una sensación del music hall, las salas de espectáculos que dominaban la escena nocturna en Londres, Sandow demostró su fuerza doblando barras de hierro, rompiendo cadenas y cargando caballos y soldados en su espalda.
Hacia final del siglo, las salas de música estaban sufriendo una transformación y se estaban convirtiendo en recintos algo más respetable.
Eugen Sandow
Sandow disfrutaba de los elogios que recibía de las mujeres, y también de los hombres, de la época.
"Con el cambio de siglo hubo una mayor mezcla de clases sociales, con la presencia de muchas damas, quienes detrás de la etiqueta Victoriana, mostraban que todavía eran humanas", explicó la historiadora y presentadora de televisión Tessa Dunlop.
Fue cuando Sandow se convirtió rápidamente en un símbolo sexual.
Las damas estaban dispuestas a pagar extra para poder tener sesiones exclusivas detrás del escenario, donde eran animadas a tocar los músculos. Pero no sólo eran mujeres y se cree que Sandow también era admirado por hombres. Incluso circularon rumores que fue un conquistador bisexual, pero por después de su muerte, su viuda y sus hijas quemaron todo lo relacionado con su vida personal.
"Creo que se logró lo que quería, mostrar al cuerpo como una expresión de salud y respeto", agregó Waller. "Él creó una moda para la cultura física".
Sandow buscó capitalizar su éxito al patentar sus propias pesas, establecer cursos de supervisión personal en su Instituto de Cultura Física y con la publicación de su propia revista mensual con consejos y sugerencias sobre cómo lograr su físico.

Cambio de gusto

Sus métodos y mercadeo habrían encajado bien en la actualidad.
"Los hombres son conscientes de cómo se ven, hay tendencias que las demás personas siguen, pero también se trata que la gente quiere estar saludable", comentó Mike Shallcross, editor adjunto de la revista Men´s Health.
"Durante mucho tiempo, el ideal era David Beckham, muy delgado y tonificado, pero en los últimos años, quienes aparecen en las portadas son un poco más grandes, pero aún siguen siendo atléticos".
Daniel Craig y Tom Hardy
Las características de los "cuerpos perfectos" cambian con el tiempo.
"En este momento es el aspecto más rudo el que parece atraer a la gente, como Daniel Craig y Tom Hardy".
Sandow tenía un sistema de entrenamiento bastante científico, que se basaba en unos 18 ó 19 ejercicios con pesas, además de jactarse de tener seguidores famosos como James Joyce, William Butler Yeats e incluso la familia real, dice Waller.
Se le consideraba tan perfecto que el Museo de Historia Natural tomó un molde de yeso de su cuerpo como una representación ideal de la virilidad caucásica.
No fue extraño que los hombres querían imitarlo.
Sus bíceps medían 49,5 centímetros y sus muslos eran del tamaño de los del ciclista británico Chris Hoy, quien es el deportista que más medallas olímpicas ha obtenido para el Reino Unido. Pero lo que quizás más llamaba la atención era sus abdominales con ocho cuadros y su pecho, que de 122 centímetros lo podía flexionar hasta 157.
Sólo hace falta dar un leve vistazo en las revistas para hombres para ver que sus abdominales siguen siendo deseables en la actualidad.

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