"Saltamos por nuestro equipo, pero con frecuencia rezamos al Señor con frialdad", dijo Francisco, cuya pasión por el fútbol y su tendencia a apelar al lenguaje popular son bien conocidas
En la misa de esta mañana en Casa Santa Marta, el Papa hizo referencia a la danza gozosa de David ante el Señor –relato del Antiguo Testamento, libro de Samuel- para decir que si los fieles se encierran en la formalidad, su oración se vuelve fría y estéril. Fue un mensaje que parecía destinado a buscar y aceptar formas más populares de culto, incluso algunas cercanas al pentecostalismo que tanto se ha expandido en las últimas décadas en América Latina, en buena medida a costa de la Iglesia católica y otras confesiones cristianas más tradicionales.
"David bailaba con todas sus fuerzas frente al Señor", dijo Francisco –según informa Radio Vaticano- y recordó que todo el pueblo de Dios estaba de fiesta porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de David "lo llevó a dejar de lado toda compostura", en la manifestación de su alegría. "Su cuerpo rezaba con aquella danza. ¡Era la oración de alabanza!" También recordó las palabras de Sara quien, luego de dar a luz a Isaac, exclamó: ¡El Señor me hizo bailar de alegría!".
"A nosotros nos es fácil entender la oración para pedir algo al Señor, incluso para agradecerle. Tampoco es tan difícil entender la oración de adoración. Pero la oración de alabanza la dejamos de lado, no nos viene de modo espontáneo", reflexionó el Papa.
"Pero, Padre, esto es para esos de la Renovación en el Espíritu, no es para todos los cristianos", se replicó a sí mismo, aludiendo a la corriente carismática del catolicismo. "¡No, la oración de alabanza es una oración cristiana para todos!", se respondió. "En la Misa, todos los días, cuando cantamos el Santo, ¡ésa es una oración de alabanza!: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande!".
A continuación, volvió a adelantarse a las posibles objeciones o dudas de los fieles: "Pero, Padre, yo no soy capaz... Pero sos capaz de gritar cuando tu equipo anota un gol ¿y no sos capaz de cantar alabanzas al Señor?, ¿de salir un poco de tu contención para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no agradecemos: ¡alabamos!", exclamó.
"Es incluso un acto de justicia, porque ¡El es grande!, ¡es nuestro Dios!", agregó. El Papa llamó entonces a rezar "con todo el corazón" y a preguntarse: "¿cómo va mi oración de alabanza?, ¿sé alabar al Señor?"
"Yo me pregunto: ¿cuántas veces despreciamos gente buena que alaba al Señor como le sale, muy espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las actitudes formales?", dijo Francisco, invocando el ejemplo bíblico de la hija de Saúl, Mikal, que despreció a David por este baile. Y recordó que "Mikal permaneció estéril por esto". "¿Y qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? Que la alegría, la oración de alabanza, nos hace fecundos. El hombre y la mujer que alaban al Señor, que rezan alabando al Señor, que se alegran de recitar el Gloria, de cantar el Santo en la Misa, son un hombre y una mujer fecundos".
"En cambio, advirtió, los que se encierran en la formalidad de una oración fría, medida, quizá terminen como Mikal: en la esterilidad de su formalidad".
En la conferencia de prensa que el Papa había otorgado a los periodistas que lo acompañaron a Río de Janeiro en el vuelo de regreso a Roma, en agosto del año pasado, una de las preguntas estuvo referida al movimiento carismático, como "una posibilidad de evitar que los fieles se vayan a iglesias pentecostales", por ser una corriente católica que apela a liturgias más cercanas a las de esas expresiones evangélicas, como el canto y el baile.
La respuesta del Papa fue: "Es cierto lo que usted dice de la baja de fieles. Hemos hablado de ello con los obispos brasileños (...). Usted preguntaba sobre el movimiento de la renovación carismática. Pero les digo algo: a fines de los 70, inicios de los 80, yo no los podía ver. Una vez, hablando de ellos, había dicho esta frase: 'éstos cofunden una celebración con una scola do samba' ¡Eso había dicho! Me arrepentí. Después los conocí mejor (...). Ahora creo que este movimiento hace mucho bien a la Iglesia, vive en la Iglesia. En Buenos Aires me reunía a menudo y una vez por año hacía una Misa con todos ellos en la Catedral. (...) Me convertí, he visto el bien que hacían. Porque en este momento de la Iglesia, creo que los movimientos son necesarios. Los movimientos son una gracia del Espíritu. ¿Pero cómo se puede sostener un movimiento que es tan libre? ¡Es que la Iglesia es libre! El Espíritu Santo hace lo que quiere (...). Por eso creo que el movimiento de Renovación Carismática no sólo sirve para evitar que algunos pasen al pentecostalismo, sino que sirven a la Iglesia misma, que se renueva. Cada uno busca el movimiento según su carisma, donde lo lleva el Espíritu."
En la misa de esta mañana en Casa Santa Marta, el Papa hizo referencia a la danza gozosa de David ante el Señor –relato del Antiguo Testamento, libro de Samuel- para decir que si los fieles se encierran en la formalidad, su oración se vuelve fría y estéril. Fue un mensaje que parecía destinado a buscar y aceptar formas más populares de culto, incluso algunas cercanas al pentecostalismo que tanto se ha expandido en las últimas décadas en América Latina, en buena medida a costa de la Iglesia católica y otras confesiones cristianas más tradicionales.
"David bailaba con todas sus fuerzas frente al Señor", dijo Francisco –según informa Radio Vaticano- y recordó que todo el pueblo de Dios estaba de fiesta porque el Arca de la Alianza volvía a casa. La oración de David "lo llevó a dejar de lado toda compostura", en la manifestación de su alegría. "Su cuerpo rezaba con aquella danza. ¡Era la oración de alabanza!" También recordó las palabras de Sara quien, luego de dar a luz a Isaac, exclamó: ¡El Señor me hizo bailar de alegría!".
"A nosotros nos es fácil entender la oración para pedir algo al Señor, incluso para agradecerle. Tampoco es tan difícil entender la oración de adoración. Pero la oración de alabanza la dejamos de lado, no nos viene de modo espontáneo", reflexionó el Papa.
"Pero, Padre, esto es para esos de la Renovación en el Espíritu, no es para todos los cristianos", se replicó a sí mismo, aludiendo a la corriente carismática del catolicismo. "¡No, la oración de alabanza es una oración cristiana para todos!", se respondió. "En la Misa, todos los días, cuando cantamos el Santo, ¡ésa es una oración de alabanza!: alabamos a Dios por su grandeza, ¡porque es grande!".
A continuación, volvió a adelantarse a las posibles objeciones o dudas de los fieles: "Pero, Padre, yo no soy capaz... Pero sos capaz de gritar cuando tu equipo anota un gol ¿y no sos capaz de cantar alabanzas al Señor?, ¿de salir un poco de tu contención para cantar esto? ¡Alabar a Dios es totalmente gratuito! No pedimos, no agradecemos: ¡alabamos!", exclamó.
"Es incluso un acto de justicia, porque ¡El es grande!, ¡es nuestro Dios!", agregó. El Papa llamó entonces a rezar "con todo el corazón" y a preguntarse: "¿cómo va mi oración de alabanza?, ¿sé alabar al Señor?"
"Yo me pregunto: ¿cuántas veces despreciamos gente buena que alaba al Señor como le sale, muy espontáneamente, porque no son cultos, no siguen las actitudes formales?", dijo Francisco, invocando el ejemplo bíblico de la hija de Saúl, Mikal, que despreció a David por este baile. Y recordó que "Mikal permaneció estéril por esto". "¿Y qué quiere decir la Palabra de Dios aquí? Que la alegría, la oración de alabanza, nos hace fecundos. El hombre y la mujer que alaban al Señor, que rezan alabando al Señor, que se alegran de recitar el Gloria, de cantar el Santo en la Misa, son un hombre y una mujer fecundos".
"En cambio, advirtió, los que se encierran en la formalidad de una oración fría, medida, quizá terminen como Mikal: en la esterilidad de su formalidad".
En la conferencia de prensa que el Papa había otorgado a los periodistas que lo acompañaron a Río de Janeiro en el vuelo de regreso a Roma, en agosto del año pasado, una de las preguntas estuvo referida al movimiento carismático, como "una posibilidad de evitar que los fieles se vayan a iglesias pentecostales", por ser una corriente católica que apela a liturgias más cercanas a las de esas expresiones evangélicas, como el canto y el baile.
La respuesta del Papa fue: "Es cierto lo que usted dice de la baja de fieles. Hemos hablado de ello con los obispos brasileños (...). Usted preguntaba sobre el movimiento de la renovación carismática. Pero les digo algo: a fines de los 70, inicios de los 80, yo no los podía ver. Una vez, hablando de ellos, había dicho esta frase: 'éstos cofunden una celebración con una scola do samba' ¡Eso había dicho! Me arrepentí. Después los conocí mejor (...). Ahora creo que este movimiento hace mucho bien a la Iglesia, vive en la Iglesia. En Buenos Aires me reunía a menudo y una vez por año hacía una Misa con todos ellos en la Catedral. (...) Me convertí, he visto el bien que hacían. Porque en este momento de la Iglesia, creo que los movimientos son necesarios. Los movimientos son una gracia del Espíritu. ¿Pero cómo se puede sostener un movimiento que es tan libre? ¡Es que la Iglesia es libre! El Espíritu Santo hace lo que quiere (...). Por eso creo que el movimiento de Renovación Carismática no sólo sirve para evitar que algunos pasen al pentecostalismo, sino que sirven a la Iglesia misma, que se renueva. Cada uno busca el movimiento según su carisma, donde lo lleva el Espíritu."
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