El papa Francisco aseguró hoy que "cuando el poder, el lujo y el dinero
se convierten en ídolos, se anteponen a la exigencia de una equitativa
distribución de las riquezas".
En un mensaje difundido con motivo de la Cuaresma, Jorge Bergoglio subrayó que es "necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad".
EN la misa diaria matinal en Santa Marta, Francisco se pronunció sobre el sentimiento de paternidad al asegurar “tanto la de los padres de familia como la paternidad espiritual de obispos y sacerdotes", es siempre la capacidad de llorar por los hijos y anteponer su bien ante todo.
Hizo esa referencia al comentar las lecturas de David, que llora la muerte del hijo Absalón que lo había traicionado, y de Jairo, el jefe de la sinagoga que se lanza a los pies de Jesús para implorar la salvación de la hija que está muriendo.
En la reacción de David, observó Francisco durante la homilía, reproducida en parte por la radio Vaticana, se ve "el corazón de un padre que no reniega nunca de su hijo. Es un bandido, es un enemigo, pero es mi hijo! Y no reniega la paternidad, llora".
Jairo es "una persona importante, pero frente a la enfermedad de la hija no tiene vergüenza de tirarse a los pies de Jesús: mi hijita está muriendo, ven a imponerle las manos para que sea
salvada y viva. No tiene vergüenza, no piensa en lo que podrán decir los otros, porque es padre", dijo.
"Para ellos lo que es más importante es el hijo, la hija. No hay otra cosa. La única cosa importante. Nos hace pensar en la primera cosa que decimos a Dios", que es: 'Creo en Dios Padre'. Nos hace pensar a la paternidad de Dios. Pero Dios es así", sostuvo el Pontífice.
En un mensaje difundido con motivo de la Cuaresma, Jorge Bergoglio subrayó que es "necesario que las conciencias se conviertan a la justicia, a la igualdad, a la sobriedad".
EN la misa diaria matinal en Santa Marta, Francisco se pronunció sobre el sentimiento de paternidad al asegurar “tanto la de los padres de familia como la paternidad espiritual de obispos y sacerdotes", es siempre la capacidad de llorar por los hijos y anteponer su bien ante todo.
Hizo esa referencia al comentar las lecturas de David, que llora la muerte del hijo Absalón que lo había traicionado, y de Jairo, el jefe de la sinagoga que se lanza a los pies de Jesús para implorar la salvación de la hija que está muriendo.
En la reacción de David, observó Francisco durante la homilía, reproducida en parte por la radio Vaticana, se ve "el corazón de un padre que no reniega nunca de su hijo. Es un bandido, es un enemigo, pero es mi hijo! Y no reniega la paternidad, llora".
Jairo es "una persona importante, pero frente a la enfermedad de la hija no tiene vergüenza de tirarse a los pies de Jesús: mi hijita está muriendo, ven a imponerle las manos para que sea
salvada y viva. No tiene vergüenza, no piensa en lo que podrán decir los otros, porque es padre", dijo.
"Para ellos lo que es más importante es el hijo, la hija. No hay otra cosa. La única cosa importante. Nos hace pensar en la primera cosa que decimos a Dios", que es: 'Creo en Dios Padre'. Nos hace pensar a la paternidad de Dios. Pero Dios es así", sostuvo el Pontífice.
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