nvestigadores del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC, por sus siglas en inglés), en Nueva York, Estados Unidos, han determinado que una pequeña región del hipocampo conocida como CA2 es esencial para la memoria social,
la capacidad de un animal para reconocer a otro de la misma especie. Un
mejor conocimiento de la función de CA2 podría resultar útil en la comprensión y el tratamiento de trastornos caracterizados por comportamientos sociales alterados, tales como el autismo, la esquizofrenia y el trastorno bipolar.
Los científicos saben desde hace tiempo que el hipocampo, un par de estructuras en forma de caballito de mar en los lóbulos temporales del cerebro, juega un papel fundamental en nuestra capacidad de recordar quién, qué, dónde y cuándo de nuestra vida cotidiana.
Estudios recientes han demostrado que las diferentes subregiones del hipocampo tienen diferentes funciones, como por ejemplo, que el giro dentado es fundamental para distinguir entre entornos similares, mientras CA3 nos permite invocar una memoria de señales parciales mientras la región CA1 es fundamental para todas las formas de memoria.
"Sin embargo, el papel de la CA2, una región relativamente pequeña del hipocampo intercalada entre CA3 y CA1, se ha mantenido en gran parte desconocida", apunta el autor principal, Steven A. Siegelbaum, profesor de Neurociencia y Farmacología, director del Departamento de Neurociencias, miembro del Instituto de Comportamiento Cerebral y la Mente Mortimer B. Zuckerman y el Instituto Kavli para la Ciencia del Cerebro, así como investigador del Instituto Médico Howard Hughes.
Unos pocos estudios han sugerido que CA2 podría estar implicada en la memoria social, ya que esta región tiene un alto nivel de expresión de un receptor de la vasopresina, una hormona relacionada con la motivación sexual, la unión y otros comportamientos sociales. Para conocer más sobre esta parte del hipocampo, los autores de este trabajo, publicado en la edición digital de 'Nature', crearon un ratón transgénico en el que las neuronas CA2 podrían ser inhibidas selectivamente en los animales adultos y, cuando se inhibieron, los ratones hicieron una serie de pruebas de comportamiento.
"Los ratones parecían bastante normales hasta que nos fijamos en la memoria social --destaca el autor Frederick L. Hitti, estudiante en el laboratorio del doctor Siegelbaum, que desarrolló el ratón transgénico--. Normalmente, los ratones tienen naturalmente curiosidad sobre un ratón que no conocen. En nuestro experimento, los roedores con una región CA2 inactivada no mostraron preferencia por un ratón nuevo frente a uno previamente conocido, lo que indica falta de memoria social".
En dos pruebas de reconocimiento de objetos nuevos por separado, los ratones deficientes de CA2 mostraron una preferencia normal por un objeto que no habían visto previamente, lo que muestra que los roedores no tenían falta de interés total por la novedad. En otro experimento, los científicos probaron si la incapacidad del animal para formar memorias sociales podría tener que ver con el déficit en el olfato, que es crucial para la interacción social normal, pero los ratones no mostraron ninguna pérdida en la capacidad de discriminar olores sociales o no sociales.
En los seres humanos, la importancia del hipocampo para la memoria social fue ilustrado por el famoso caso de Henry Molaison, cuyo hipocampo había sido eliminado en gran parte en 1953 en un intento de los cirujanos por curar su epilepsia severa. Molaison (a menudo referido como HM en la literatura científica) fue posteriormente incapaz de formar nuevos recuerdos de la gente y los investigadores han observado que las lesiones limitadas al hipocampo también perjudican la memoria social, tanto en roedores como en humanos.
"Debido a que varios trastornos neuropsiquiátricos están relacionados con conductas sociales alteradas, nuestros resultados plantean la posibilidad de que la disfunción en CA2 puede contribuir a estos cambios de comportamiento", afirma el doctor Siegelbaum.
Esta posibilidad es apoyada por los resultados de una disminución del número de neuronas inhibitorias CA2 en los individuos con esquizofrenia y trastorno bipolar y la señalización de la vasopresina alterada en el autismo, por lo que, según estos expertos, CA2 puede proporcionar un nuevo objetivo para enfoques terapéuticos para el tratamiento de trastornos sociales.
Los científicos saben desde hace tiempo que el hipocampo, un par de estructuras en forma de caballito de mar en los lóbulos temporales del cerebro, juega un papel fundamental en nuestra capacidad de recordar quién, qué, dónde y cuándo de nuestra vida cotidiana.
Estudios recientes han demostrado que las diferentes subregiones del hipocampo tienen diferentes funciones, como por ejemplo, que el giro dentado es fundamental para distinguir entre entornos similares, mientras CA3 nos permite invocar una memoria de señales parciales mientras la región CA1 es fundamental para todas las formas de memoria.
"Sin embargo, el papel de la CA2, una región relativamente pequeña del hipocampo intercalada entre CA3 y CA1, se ha mantenido en gran parte desconocida", apunta el autor principal, Steven A. Siegelbaum, profesor de Neurociencia y Farmacología, director del Departamento de Neurociencias, miembro del Instituto de Comportamiento Cerebral y la Mente Mortimer B. Zuckerman y el Instituto Kavli para la Ciencia del Cerebro, así como investigador del Instituto Médico Howard Hughes.
Unos pocos estudios han sugerido que CA2 podría estar implicada en la memoria social, ya que esta región tiene un alto nivel de expresión de un receptor de la vasopresina, una hormona relacionada con la motivación sexual, la unión y otros comportamientos sociales. Para conocer más sobre esta parte del hipocampo, los autores de este trabajo, publicado en la edición digital de 'Nature', crearon un ratón transgénico en el que las neuronas CA2 podrían ser inhibidas selectivamente en los animales adultos y, cuando se inhibieron, los ratones hicieron una serie de pruebas de comportamiento.
"Los ratones parecían bastante normales hasta que nos fijamos en la memoria social --destaca el autor Frederick L. Hitti, estudiante en el laboratorio del doctor Siegelbaum, que desarrolló el ratón transgénico--. Normalmente, los ratones tienen naturalmente curiosidad sobre un ratón que no conocen. En nuestro experimento, los roedores con una región CA2 inactivada no mostraron preferencia por un ratón nuevo frente a uno previamente conocido, lo que indica falta de memoria social".
En dos pruebas de reconocimiento de objetos nuevos por separado, los ratones deficientes de CA2 mostraron una preferencia normal por un objeto que no habían visto previamente, lo que muestra que los roedores no tenían falta de interés total por la novedad. En otro experimento, los científicos probaron si la incapacidad del animal para formar memorias sociales podría tener que ver con el déficit en el olfato, que es crucial para la interacción social normal, pero los ratones no mostraron ninguna pérdida en la capacidad de discriminar olores sociales o no sociales.
En los seres humanos, la importancia del hipocampo para la memoria social fue ilustrado por el famoso caso de Henry Molaison, cuyo hipocampo había sido eliminado en gran parte en 1953 en un intento de los cirujanos por curar su epilepsia severa. Molaison (a menudo referido como HM en la literatura científica) fue posteriormente incapaz de formar nuevos recuerdos de la gente y los investigadores han observado que las lesiones limitadas al hipocampo también perjudican la memoria social, tanto en roedores como en humanos.
"Debido a que varios trastornos neuropsiquiátricos están relacionados con conductas sociales alteradas, nuestros resultados plantean la posibilidad de que la disfunción en CA2 puede contribuir a estos cambios de comportamiento", afirma el doctor Siegelbaum.
Esta posibilidad es apoyada por los resultados de una disminución del número de neuronas inhibitorias CA2 en los individuos con esquizofrenia y trastorno bipolar y la señalización de la vasopresina alterada en el autismo, por lo que, según estos expertos, CA2 puede proporcionar un nuevo objetivo para enfoques terapéuticos para el tratamiento de trastornos sociales.
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