Con poco más de 30 años, el ejecutivo J.G. empezó a asentirse deprimido y ansioso. Tenía dificultades para dormir, su libido no era la misma que antes, y por más que se esforzase en el gimnasio y cuidase su alimentación, no conseguía los resultados que buscaba.
"El trabajo también iba mal. Tenía que lidiar con el estrés y la competencia empeoraba los síntomas, cuando no era su principal causa", contó el ejecutivo que pidió mantenerse en el anonimato.
"Eso acabó con el deseo y la ambición de tener resultados", dijo.
Luego de probar tratamientos antidepresivos y ansiolíticos, J.G. aceptó el consejo de un colega de su gimnasio y empezó con una terapia de reemplazo hormonal por cuenta propia.
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El Dr. Life antes y después, en una foto que Cenegenics asegura no es montaje. |
Aún sin consultar a un médico, probó tomar una pequeña dosis de testosterona, una hormona secretada por los testículos del hombre y en menor medida por los ovarios de la mujer. Su concentración en el cuerpo masculino disminuye con la edad y también debido a algunos problemas de salud.
"Tomé mi primera dosis y ¡wow!, pareció que todo daba un giro de 180 grados", dijo el ejecutivo a la BBC.
Temiendo sufrir los síntomas del declive de testosterona en su cuerpo, buscó el consejo de un médico. Después de algunos exámenes, le recetaron terapia de reemplazo hormonal.
Además, a partir de los 30 años de edad comienza un declive gradual de la producción de hormonas en el organismo.
La mayor parte de la testosterona utilizada en las terapias de reemplazo hormonal es producida de forma artificial en los laboratorios a partir de vegetales como la soja o el ñame.
Aunque el tratamiento más común para la deficiencia de testosterona causada por problemas de salud sea el reemplazo hormonal, no hay estudios concluyentes sobre la eficacia de la inyección de hormonas para el combate de los síntomas normalmente asociados a la edad.
Incluso así, un gran número de médicos defiende los beneficios del tratamiento en la lucha contra el envejecimiento. Algunos de ellos vienen ofreciendo estos tratamientos a pacientes que se quejan de fatiga, de dificultades para perder peso, falta de concentración o disminución de la libido.
Entre ellos está Leonel Bisson, quien se hizo conocido por desarrollar un tratamiento contra la celulitis y actualmente administra un programa de reemplazo hormonal para hombres y mujeres en su clínica de Nueva York.
De acuerdo a Bisson, hasta mediados de la pasada década, la mayoría de sus pacientes eran mujeres entre 45 y 69 años. Sin embargo, la relación se ha invertido. Ahora cerca del 85% de sus consultas son de hombres de entre 30 y 69 años, muchos de ellos ejecutivos de Wall Street.
Las principales quejas de los hombres son fatiga, cansancio y dificultades de concentración. Algunos también presentan dolores musculares. Muchos ya no tienen ningún interés en el sexo. Y algunos sienten que ya no son quienes eran", explicó Bisson a la BBC.
El médico contó que a partir de un intenso cuestionario, el paciente puede iniciar el tratamiento. El reemplazo hormonal se da a través de inyecciones, parches adhesivos o vía oral. El propio paciente administra sus dosis de testosterona.
"Yo les enseño a mis pacientes a aplicarse las dosis; es bien fácil. No es posible para un ejecutivo ocupado ir a un consultorio para darse una inyección dos o tres veces al mes. No es algo práctico", aseguró.
Actualmente con 40 años J.G. sigue su tratamiento. Dos veces por semana se inyecta a sí mismo pequeñas dosis de testosterona y asegura que su vida ha mejorado... en varios aspectos.
"Pregúntele a mi novia, que es una modelo de 27 años", apuntó el ejecutivo, quien dirige una consultoría de administración de capitales de riesgo en Nueva York.
A pesar de sus loas al tratamiento, algunos médicos mantienen sus dudas acerca de la eficacia y los posibles daños colaterales del uso de hormonas, que podrían incluir el desarrollo de algunos tipos de cáncer o problemas cardíacos.
Píldoras doradas
La deficiencia de testosterona en los hombres podría estar ligada a algunos problemas congénitos, dolencias, estrés o efectos colaterales de ciertos medicamentos.
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