Cuando éstos se desarrollan en larvas mueren antes de completar la metamorfosis. El proceso se repite en cada ciclo de procreación, lo cual provoca que cada vez sean menos los insectos que nacen.
En el caso de Panamá el objetivo es reducir hasta en 80% las poblaciones de Aedes. Los sobrevivientes pueden ser controlados con métodos tradicionales.
El resultado sería una reducción importante en el contagio de dengue, especialmente del tipo hemorrágico que cada año causa la muerte a decenas de panameños.
Los investigadores del Icges esperan que la Comision Nacional de Bioseguridad autorice la importación de los huevecillos modificados genéticamente, e iniciar la experimentación en el laboratorio.
Luego los insectos serían diseminados en un área controlada, que en este caso sería una zona rodeada de bosques cerca de la capital de Panamá, y en caso de que hubiera éxito se podría aplicar en el resto del país.
Los primeros resultados, dice Sosa, empezarían a fluir en 2014.
Tetraciclina
Pero no todos comparten el optimismo del Instituto Gorgas.
Camilo Rodríguez Beltrán, investigador de la Universidad del Desarrollo de Chile, dice que es necesario completar todas las pruebas antes de aplicarla en campo.
"El problema es que la estrategia tiene un bache: hay una cantidad de mosquitos que van a sobrevivir", dice en conversación con BBC Mundo.
"Varios de los insectos genéticamente modificados van a permanecer en la naturaleza, y algunos serán hembras que transmiten el dengue",
añade.
"El problema es que la estrategia tiene un bache: hay una cantidad de mosquitos que van a sobrevivir"
Camilo Rodríguez Beltrán, investigador de la Universidad del Desarrollo de Chile
Habría, entonces, una nueva población de Aedes modificados sin presencia previa en los ecosistemas. Hasta ahora se desconoce el impacto que tendrían en el entorno.
Hay, además, un riesgo adicional. La modificación genética se anula cuando los mosquitos entran en contacto con tetraciclina, un medicamento que en aguas limpias -el hábitat natural del Aedes- no existe, pero que sí aparece en desechos urbanos.
Algunos estudios muestran que poblaciones pequeñas de Aedes sobreviven en estos espacios. ¿Puede anular la estrategia panameña contra el dengue?
No, responde Sosa. La cantidad de tetraciclina en aguas residuales es "mucho menos" de la que necesitan las larvas del insecto para completar su desarrollo.
Y aunque lograsen sobrevivir, su número sería tan pequeño que no afectarían en la incidencia de contagio del dengue.
Cuando éstos se desarrollan en larvas mueren antes de completar la metamorfosis. El proceso se repite en cada ciclo de procreación, lo cual provoca que cada vez sean menos los insectos que nacen.
En el caso de Panamá el objetivo es reducir hasta en 80% las poblaciones de Aedes. Los sobrevivientes pueden ser controlados con métodos tradicionales.
El resultado sería una reducción importante en el contagio de dengue, especialmente del tipo hemorrágico que cada año causa la muerte a decenas de panameños.
Los investigadores del Icges esperan que la Comision Nacional de Bioseguridad autorice la importación de los huevecillos modificados genéticamente, e iniciar la experimentación en el laboratorio.
Luego los insectos serían diseminados en un área controlada, que en este caso sería una zona rodeada de bosques cerca de la capital de Panamá, y en caso de que hubiera éxito se podría aplicar en el resto del país.
Los primeros resultados, dice Sosa, empezarían a fluir en 2014.
Pero no todos comparten el optimismo del Instituto Gorgas.
Camilo Rodríguez Beltrán, investigador de la Universidad del Desarrollo de Chile, dice que es necesario completar todas las pruebas antes de aplicarla en campo.
"El problema es que la estrategia tiene un bache: hay una cantidad de mosquitos que van a sobrevivir", dice en conversación con BBC Mundo.
"Varios de los insectos genéticamente modificados van a permanecer en la naturaleza, y algunos serán hembras que transmiten el dengue", añade.
Habría, entonces, una nueva población de Aedes modificados sin presencia previa en los ecosistemas. Hasta ahora se desconoce el impacto que tendrían en el entorno.
Hay, además, un riesgo adicional. La modificación genética se anula cuando los mosquitos entran en contacto con tetraciclina, un medicamento que en aguas limpias -el hábitat natural del Aedes- no existe, pero que sí aparece en desechos urbanos.
Algunos estudios muestran que poblaciones pequeñas de Aedes sobreviven en estos espacios. ¿Puede anular la estrategia panameña contra el dengue?
No, responde Sosa. La cantidad de tetraciclina en aguas residuales es "mucho menos" de la que necesitan las larvas del insecto para completar su desarrollo.
Y aunque lograsen sobrevivir, su número sería tan pequeño que no afectarían en la incidencia de contagio del dengue.
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