¡Se me olvidó la cita con el médico! ¡No compré los materiales que
necesitaba para la clase de ciencias! ¡Se me pasó llamar a mi jefe para
confirmar la reunión!’ Estos y un sinfín más de ejemplos son conocidos
como despistes, aunque en realidad son fallos en la memoria prospectiva.
Cuando hablamos de la memoria,
la mayoría de la gente tiende a pensar en cosas que ya han pasado,
aunque en realidad, también tiene un papel fundamental en las cosas que
planificamos hacer en el futuro más o menos inmediato, algo que
conocemos como memoria prospectiva. Te contamos cuatro cosas a tener en
cuenta para recordar mejor lo que tienes que hacer (o que otros lo
hagan):
• Darle importancia a lo que hay que recordar. Según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology la motivación ejerce un papel importante en las primeras fases de la memoria prospectiva, pues recordamos mejor hacer aquellas cosas que son más importantes para nosotros porque usamos más estrategias externas.
• Intentar no hacer tareas muy complejas hasta el momento en que tienes que recordar realizar el recado. Según Harrison y su equipo (2013), si nos ocupamos con tareas de atención dividida muy complejas que nos exigen mucha concentración y recursos, nos costará más recuperar la instrucción de forma espontánea.
• Dormir suficiente. Un estudio publicado recientemente en PLOS One (2013) señala que el sueño mejora nuestra memoria prospectiva hasta dos días después de la instrucción, de dos formas: recordamos mejor el hecho de que hay algo que hacer, y también la tarea concreta que hay que realizar.
• Entrenar la memoria de trabajo. Laskowska y sus colaboradores (2013) han diseñado un juego que pretende trabajar de forma novedosa la memoria prospectiva, aunque según los autores, su eficacia aún no ha sido probada. Hasta que llegue ese día, podemos intentar entrenar la memoria de trabajo, otro tipo de proceso cognitivo que parece tener un papel importante a la hora de recordar nuestros planes de futuro (Wang y colaboradores, 2013).
• Darle importancia a lo que hay que recordar. Según un artículo publicado en Applied Cognitive Psychology la motivación ejerce un papel importante en las primeras fases de la memoria prospectiva, pues recordamos mejor hacer aquellas cosas que son más importantes para nosotros porque usamos más estrategias externas.
• Intentar no hacer tareas muy complejas hasta el momento en que tienes que recordar realizar el recado. Según Harrison y su equipo (2013), si nos ocupamos con tareas de atención dividida muy complejas que nos exigen mucha concentración y recursos, nos costará más recuperar la instrucción de forma espontánea.
• Dormir suficiente. Un estudio publicado recientemente en PLOS One (2013) señala que el sueño mejora nuestra memoria prospectiva hasta dos días después de la instrucción, de dos formas: recordamos mejor el hecho de que hay algo que hacer, y también la tarea concreta que hay que realizar.
• Entrenar la memoria de trabajo. Laskowska y sus colaboradores (2013) han diseñado un juego que pretende trabajar de forma novedosa la memoria prospectiva, aunque según los autores, su eficacia aún no ha sido probada. Hasta que llegue ese día, podemos intentar entrenar la memoria de trabajo, otro tipo de proceso cognitivo que parece tener un papel importante a la hora de recordar nuestros planes de futuro (Wang y colaboradores, 2013).
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