Hoy, los neurocientíficos solo pueden simular la actividad de pequeñas
áreas de nuestra masa gris. No obstante, algunos expertos sostienen que
cuando conozcamos a fondo el conectoma, un término que designa el
conjunto de nuestras neuronas y las miles de millones de conexiones que
lo integran, quizá sea posible transferir nuestra consciencia. Las
estructuras cerebrales que dandan origen a nuestros pensamientos, sentimientos y emociones son tan
numerosas y diminutas y están tan estrechamente entrelazadas que
determinar todos los procesos que se dan en ellas es hoy técnicamente
imposible
No obstante, ya se han puesto en marcha algunos programas de investigación, como el Proyecto Conectoma o la Iniciativa BRAIN, impulsados por distintos organismos estadounidenses, que intentarán desentrañar la organización de las conexiones de mayor tamaño. Esto arrojará algo de luz sobre algunos trastornos, como la esquizofrenia o el autismo, y abrirá el camino a estudios de mayor envergadura. En todo caso, los neurocientíficos creen que el primer mapa de todo el conectoma no estará listo antes de 50 años. Eso sí, es posible que para entonces hayan surgido otras tecnologías que faciliten la tarea, como la inteligencia artificial, que nos proporcionará un poder de cálculo muchísimo mayor que el de nuestras actuales herramientas informáticas. Algunos expertos aventuran incluso que cuando dispongamos de un conocimiento exacto del funcionamiento de las células nerviosas y las conexiones sinápticas podremos “descargar” nuestra personalidad, como si fuese un programa informático, en otro soporte, ya sea biológico, mecánico o virtual. Tendríamos así al alcance de la mano la posibilidad de burlar a la muerte.
No obstante, ya se han puesto en marcha algunos programas de investigación, como el Proyecto Conectoma o la Iniciativa BRAIN, impulsados por distintos organismos estadounidenses, que intentarán desentrañar la organización de las conexiones de mayor tamaño. Esto arrojará algo de luz sobre algunos trastornos, como la esquizofrenia o el autismo, y abrirá el camino a estudios de mayor envergadura. En todo caso, los neurocientíficos creen que el primer mapa de todo el conectoma no estará listo antes de 50 años. Eso sí, es posible que para entonces hayan surgido otras tecnologías que faciliten la tarea, como la inteligencia artificial, que nos proporcionará un poder de cálculo muchísimo mayor que el de nuestras actuales herramientas informáticas. Algunos expertos aventuran incluso que cuando dispongamos de un conocimiento exacto del funcionamiento de las células nerviosas y las conexiones sinápticas podremos “descargar” nuestra personalidad, como si fuese un programa informático, en otro soporte, ya sea biológico, mecánico o virtual. Tendríamos así al alcance de la mano la posibilidad de burlar a la muerte.
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