Puede que parezca sacado de una producción
cinematográfica de James Bond: una bala que se dispara desde un auto, y
que tiene en su interior un sistema de posicionamiento global (GPS, por
sus siglas en inglés) para localizar con exactitud el auto de un
sospechoso.
Pero no se trata de un arma de ciencia ficción,
sino de un dispositivo diseñado para que las persecuciones que la
policía realiza a alta velocidad sean más seguras y no pongan en riesgo
la vida de quienes están conduciendo en la zona.El sistema se utiliza en cuatro estados de EE.UU.: Iowa, Florida, Arizona y Colorado.
La instalación cuesta US$5.000 y cada bala tiene un valor de US$500.
Usos prácticos
"Se trata de una aplicación de la tecnología que tiene un uso práctico muy concreto. Creo que los costos disminuirán significativamente y que pronto será utilizada de forma rutinaria"
Dave Allen, profesor de la Universidad de Leeds
"Esta táctica es muy útil para la policía y ya ha dado resultados. Ha sido posible rescatar a niñas víctimas de tráfico de personas y detener a conductores bajo la influencia del alcohol", afirma Trevor Fischbach, presidente de StarChase.
Dave Allen, profesor de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, realizó recientemente un estudio acerca del uso de la tecnología por parte de los cuerpos policiales del Reino Unido y coincide con Fischbach.
"Se trata de una aplicación de la tecnología muy interesante, que tiene un uso práctico concreto. Creo que los costos disminuirán significativamente y que pronto será utilizada de forma rutinaria", dice Allen.
El docente añade, sin embargo, que también es importante garantizar que la tecnología no se use sólo por usarse. Explica que existen otras maneras de perseguir a un vehículo y que este mecanismo podría atentar contra ciertos derechos ciudadanos.
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