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viernes, 1 de noviembre de 2013

Francisco: "Anclemos nuestro corazón donde están nuestros antepasados"

El Papa ofició la misa por Todos los Santos en el cementerio de Roma. "Pensemos en nuestro crepúsculo con esperanza. Dios nos lleva de la mano como un Padre hacia el final de nuestra vida"La última vez que un Papa ofició la misa del 1º de noviembreSolemnidad de Todos los Santos en el calendario católico- en el cementerio de Roma fue en 1993, durante el pontificado de Juan Pablo II. Francisco retomó hoy esta tradición pronunciando su homilía en medio de las sepulturas de quienes descansan en Campo Verano, y frente a un numeroso público.
"Hoy nos recogemos aquí y pensamos en nuestro futuro, en todos los que se han ido, en los que nos han precedido en la vida y están con el Señor. ¡Es tan linda la visión del cielo que nos da el Evangelio de Juan!: la belleza, la bondad, la verdad, la ternura, el amor pleno; eso nos espera y los que han muerto en el Señor están ahí y proclaman que han sido salvados, no por sus obras, sino por el Señor. La Salvación pertenece a nuestro Dios y es Él quien nos salva. Nos lleva como un padre de la mano al final de nuestra vida a ese cielo donde están nuestros antepasados", dijo el Papa.

"Sólo podemos entrar a cielo gracias a la sangre del cordero, a la sangre de Cristo. Esa sangre nos ha justificado y abierto las puertas del cielo. Nuestros hermanos y hermanas que nos precedieron fueron lavados por esa sangre. Esa es nuestra esperanza, una que no defrauda, Dios no defrauda jamás.", agregó.
En su homilía, Francisco relacionó ambas fechas sucesivas, el 1º y 2 de noviembre: "En el Día de los Santos, antes del Día de los Difuntos, es necesario pensar en la esperanza que nos acompaña en la vida. Los primeros cristianos dibujaban la esperanza como un ancla, es una bella imagen". Y señalando al cielo, dijo: "Es como si el ancla estuviera allá y todos vamos teniendo la soga. Tener el corazón anclado donde están nuestros antepasados, nuestros santos, Jesucristo Dios: ésa es la esperanza que no defrauda. Nuestros hermanos y hermanas que están en presencia de Dios, también nosotros estaremos allí, por pura gracia del Señor, si caminamos en la Gracia de Jesucristo".
A continuación, invitó a pensar en los momentos finales de la vida con esperanza y serena alegría: "En este pre-crepúsculo de hoy, cada uno de nosotros puede pensar en el crepúsculo de su vida. ¿Cómo será nuestro crepúsculo? Todos tendremos uno. Lo miro con esperanza, con esa alegría de ser recibido por el Señor. Esto nos da paz, hoy es un día de alegría, de alegría serena, tranquila, de paz. Pensemos en el final de tantos hombres y mujeres que nos han precedido. Pensemos en nuestro propio final. Pensemos en nuestro corazón: ¿Dónde está anclado mi corazón? Y si no está bien anclado, anclémoslo ahí –y nuevamente señaló al cielo-, sabiendo que la esperanza no decepciona".
Más temprano, antes de rezar el Angelus en la plaza San Pedro, Francisco dio un breve mensaje sobre los Santos: "No son superhombres, ni han nacido perfectos; todos estamos llamados a la santidad".

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