¿Por qué las mujeres juegan al ajedrez, en general, menos y peor que los hombres?
Quizá es el mayor misterio del ajedrez mundial. No se puede hablar de un solo factor, pero uno de ellos es la educación distinta en niños y niñas. Aún hoy, regalarle una muñeca a un niño es tan raro como regalarle un ajedrez a una niña. Otro factor sería hormonal, tal y como explica la psiquiatra estadounidense Louann Brizendine en sus libros El cerebro masculino y El cerebro femenino. Cuando llega a la pubertad, la testosterona hace a los chicos ser muy competitivos. En cambio, el cerebro de las niñas se llena de estrógenos, que las incitan a ampliar sus redes sociales. Más tarde eso cambia, pero en ajedrez la edad de los 12 a los 18 es crucial para la alta competición. Mi opinión es que las mujeres tienen tanta capacidad o más que los hombres para jugar bien al ajedrez, pero no les interesa. Si lo piensas, ampliar las redes sociales a los 12 años es más útil que ser el mejor en algo, pero nosotros estamos programados para ser más competitivos.
¿El ajedrez mejora la memoria y la inteligencia?
Si se enfoca como una herramienta pedagógica para aprender a pensar, sin duda te hace más inteligente. También está demostrado que las virtudes pedagógicas y psicoafectivas que se desarrollan tienen aplicación en la vida. Tras 125 años de estudios científicos en muchos países, más del 90% coinciden en las mismas conclusiones positivas. El mundo del ajedrez no ha comprendido la importancia de ganarse al mundo científico publicando en revistas de prestigio, pero no se pueden negar cosas evidentes, como que el ajedrez desarrolla la concentración. Poner en duda eso sería como dudar de si alguien que va al gimnasio y levanta pesas cien veces al día está desarrollando los pectorales.
¿Significa eso que el cerebro de un ajedrecista es diferente?
Los últimos estudios dicen que los ajedrecistas utilizamos más ciertas partes del cerebro que el resto de la gente. Uno de esos estudios llega a la curiosa conclusión de que los ajedrecistas, cuando estamos concentrados en el análisis de una posición, somos capaces de reducir al mínimo las funciones básicas del cerebro para centrarnos en la partida. Las personas ‘normales’ no pueden hacerlo, por eso un ajedrecista tiene mayor capacidad de concentración y de análisis.
¿Qué ventajas tiene la práctica de ajedrez en niños?
Los niños que reciben clases de ajedrez pedagógico mejoran su rendimiento académico, especialmente en matemáticas y en comprensión lectora. Cuando leemos y jugamos al ajedrez hacemos algo muy parecido: reconocemos signos, los asociamos y sacamos conclusiones. Un niño acostumbrado a jugar al ajedrez hace eso en décimas de segundo de manera automatizada. En cuanto a las matemáticas, hay un estudio irreprochable desde el punto de vista metodológico. En un curso de primaria de un colegio de Alemania, la clase A recibió una hora menos de matemáticas a la semana a cambio de una de ajedrez. La clase B recibió las cuatro horas normales. Al final del curso la clase A consiguió mejores notas. Resultó que tres horas de matemáticas más una de ajedrez fueron más eficaces que cuatro horas de matemáticas.
Habría que fomentar el ajedrez, sobre todo con esas edades…
La edad más apropiada es entre los cinco y los siete años. Un estudio de 2012 de la Universidad de la Laguna demuestra por primera vez que el ajedrez no solo desarrolla la inteligencia cognitiva pura, sino también la emocional.
¿Se está haciendo en España?
Sí, lo que pasa es que el mundo del ajedrez falla en la comunicación. España es el país del mundo que organiza más torneos internacionales, unos cien al año. El ajedrez es asignatura obligatoria en más de cien colegios españoles y optativa en más de mil.
¿El ajedrez es bueno contra el alzhéimer?
Muy pocos ajedrecistas profesionales desarrollan alzhéimer, y los que lo hacen retrasan su aparición unos ocho años respecto al resto de la gente. El ajedrez es el gimnasio mental por excelencia. En un famoso experimento de Verghese los voluntarios que jugaban al ajedrez mostraron mejores resultados en el aumento de la reserva cognitiva. Hay también un caso muy curioso, publicado en Neurocase: un ajedrecista británico que presentaba los primeros síntomas de alzhéimer murió unos meses después y la autopsia reveló que, en realidad, por sus placas de amiloide, era un enfermo terminal. De ahí sale la hipótesis de que si el ajedrez no previene, al menos retrasa el alzhéimer.
Pero hay quien relaciona ajedrez con locura, ¿es cierto?
Si tomamos la lista de los cien mejores jugadores del mundo, y aplicamos una definición muy flexible de la palabra loco, creo que no hay más de cuatro o cinco a los que podamos calificar así. Otra cosa es compararlos con la gente ‘normal’, porque depende de lo que se considere normal. Un ajedrecista de alto nivel y una persona que consuma seis horas de telebasura diaria probablemente serán muy distintos. Por ejemplo, el campeón del mundo, Viswanathan Anand, es una persona atenta, simpática, muy inteligente, tiene una enorme cultura, habla muchos idiomas, y no llama la atención por nada negativo.
El ajedrez se considera un deporte. ¿Existe también el dopaje?
Puedes doparte para una partida concreta, pero hay un problema: una partida tiene varios periodos en los que necesitas habilidades opuestas. Si tomas un estimulante muy poderoso, podrás hacer muchas jugadas en poco tiempo. Pero en las horas anteriores no te conviene estar como una moto, sino muy relajado para planificar y calcular con precisión. Si tomas un betabloqueante, tendrás el problema contrario: las primeras horas estarás muy relajado y al final, cuando tengas que estar al 200%, te quedarás sin reflejos. Se podría hacer un combo, para que el betabloqueante haga efecto durante las tres primeras horas y el estimulante en la cuarta. Esto es muy difícil desde el punto de vista técnico y además una partida no siempre transcurre de la misma manera. Además, si todas las drogas tienen efectos secundarios, mezcladas se multiplican.
¿Por qué tantos científicos, desde Turing a Cajal, se han visto atraídos por este juego?
El ajedrecista de alto nivel emplea el método científico cuando analiza las partidas para encontrar ideas nuevas. Por otro lado, un ajedrecista toma decisiones importantes bajo presión y con rapidez, mezcla el cálculo con la intuición. En la toma de decisiones diaria a veces no puedes pensar eternamente ni tienes toda la información que te gustaría. Un ajedrecista lo hace así todos los días, y por eso el juego ha llamado tanto la atención de científicos y de intelectuales.
¿El mejor ajedrecista podría ser una máquina?
Desde hace unos diez años el mejor ajedrecista del mundo ya es una máquina, no solo por la capacidad de cálculo, sino por algo más fascinante. Han tardado 50 años, pero por fin han conseguido enseñar a una máquina algo parecido a la intuición humana y el sentido del riesgo.
¿Tanto importa la intuición?
Claro. “Voy a sacrificar a un alfil para hacer un ataque a largo plazo contra el rey” es algo que un niño pequeño puede entender en un rato. Solo con potencia de cálculo es imposible que una máquina juegue al ajedrez como el campeón del mundo. Ni siquiera las supercomputadoras de la NASA pueden, debido a que el número de partidas en un tablero es superior al número de átomos que hay en el universo entero conocido (1080 frente a 10123). Sigue siendo un reto conseguir una máquina que juegue al ajedrez perfectamente, y hasta que no existan las computadoras cuánticas no lo van a conseguir.
Hablando de máquinas que juegan al ajedrez, la primera fue inventada por un español…
Leonardo Torres Quevedo es un caso típico, y lo digo con dolor, de cómo en España hemos valorado muy poco a nuestros grandes cerebros. Es mucho más prestigioso en el mundo anglosajón que aquí. Fue uno de los inventores más brillantes del mundo en la primera mitad del siglo XX. La máquina que jugaba al ajedrez, que daba el mate de rey y torre contra rey solo, es uno de sus muchos logros.
Quizá es el mayor misterio del ajedrez mundial. No se puede hablar de un solo factor, pero uno de ellos es la educación distinta en niños y niñas. Aún hoy, regalarle una muñeca a un niño es tan raro como regalarle un ajedrez a una niña. Otro factor sería hormonal, tal y como explica la psiquiatra estadounidense Louann Brizendine en sus libros El cerebro masculino y El cerebro femenino. Cuando llega a la pubertad, la testosterona hace a los chicos ser muy competitivos. En cambio, el cerebro de las niñas se llena de estrógenos, que las incitan a ampliar sus redes sociales. Más tarde eso cambia, pero en ajedrez la edad de los 12 a los 18 es crucial para la alta competición. Mi opinión es que las mujeres tienen tanta capacidad o más que los hombres para jugar bien al ajedrez, pero no les interesa. Si lo piensas, ampliar las redes sociales a los 12 años es más útil que ser el mejor en algo, pero nosotros estamos programados para ser más competitivos.
¿El ajedrez mejora la memoria y la inteligencia?
Si se enfoca como una herramienta pedagógica para aprender a pensar, sin duda te hace más inteligente. También está demostrado que las virtudes pedagógicas y psicoafectivas que se desarrollan tienen aplicación en la vida. Tras 125 años de estudios científicos en muchos países, más del 90% coinciden en las mismas conclusiones positivas. El mundo del ajedrez no ha comprendido la importancia de ganarse al mundo científico publicando en revistas de prestigio, pero no se pueden negar cosas evidentes, como que el ajedrez desarrolla la concentración. Poner en duda eso sería como dudar de si alguien que va al gimnasio y levanta pesas cien veces al día está desarrollando los pectorales.
¿Significa eso que el cerebro de un ajedrecista es diferente?
Los últimos estudios dicen que los ajedrecistas utilizamos más ciertas partes del cerebro que el resto de la gente. Uno de esos estudios llega a la curiosa conclusión de que los ajedrecistas, cuando estamos concentrados en el análisis de una posición, somos capaces de reducir al mínimo las funciones básicas del cerebro para centrarnos en la partida. Las personas ‘normales’ no pueden hacerlo, por eso un ajedrecista tiene mayor capacidad de concentración y de análisis.
¿Qué ventajas tiene la práctica de ajedrez en niños?
Los niños que reciben clases de ajedrez pedagógico mejoran su rendimiento académico, especialmente en matemáticas y en comprensión lectora. Cuando leemos y jugamos al ajedrez hacemos algo muy parecido: reconocemos signos, los asociamos y sacamos conclusiones. Un niño acostumbrado a jugar al ajedrez hace eso en décimas de segundo de manera automatizada. En cuanto a las matemáticas, hay un estudio irreprochable desde el punto de vista metodológico. En un curso de primaria de un colegio de Alemania, la clase A recibió una hora menos de matemáticas a la semana a cambio de una de ajedrez. La clase B recibió las cuatro horas normales. Al final del curso la clase A consiguió mejores notas. Resultó que tres horas de matemáticas más una de ajedrez fueron más eficaces que cuatro horas de matemáticas.
Habría que fomentar el ajedrez, sobre todo con esas edades…
La edad más apropiada es entre los cinco y los siete años. Un estudio de 2012 de la Universidad de la Laguna demuestra por primera vez que el ajedrez no solo desarrolla la inteligencia cognitiva pura, sino también la emocional.
¿Se está haciendo en España?
Sí, lo que pasa es que el mundo del ajedrez falla en la comunicación. España es el país del mundo que organiza más torneos internacionales, unos cien al año. El ajedrez es asignatura obligatoria en más de cien colegios españoles y optativa en más de mil.
¿El ajedrez es bueno contra el alzhéimer?
Muy pocos ajedrecistas profesionales desarrollan alzhéimer, y los que lo hacen retrasan su aparición unos ocho años respecto al resto de la gente. El ajedrez es el gimnasio mental por excelencia. En un famoso experimento de Verghese los voluntarios que jugaban al ajedrez mostraron mejores resultados en el aumento de la reserva cognitiva. Hay también un caso muy curioso, publicado en Neurocase: un ajedrecista británico que presentaba los primeros síntomas de alzhéimer murió unos meses después y la autopsia reveló que, en realidad, por sus placas de amiloide, era un enfermo terminal. De ahí sale la hipótesis de que si el ajedrez no previene, al menos retrasa el alzhéimer.
Pero hay quien relaciona ajedrez con locura, ¿es cierto?
Si tomamos la lista de los cien mejores jugadores del mundo, y aplicamos una definición muy flexible de la palabra loco, creo que no hay más de cuatro o cinco a los que podamos calificar así. Otra cosa es compararlos con la gente ‘normal’, porque depende de lo que se considere normal. Un ajedrecista de alto nivel y una persona que consuma seis horas de telebasura diaria probablemente serán muy distintos. Por ejemplo, el campeón del mundo, Viswanathan Anand, es una persona atenta, simpática, muy inteligente, tiene una enorme cultura, habla muchos idiomas, y no llama la atención por nada negativo.
El ajedrez se considera un deporte. ¿Existe también el dopaje?
Puedes doparte para una partida concreta, pero hay un problema: una partida tiene varios periodos en los que necesitas habilidades opuestas. Si tomas un estimulante muy poderoso, podrás hacer muchas jugadas en poco tiempo. Pero en las horas anteriores no te conviene estar como una moto, sino muy relajado para planificar y calcular con precisión. Si tomas un betabloqueante, tendrás el problema contrario: las primeras horas estarás muy relajado y al final, cuando tengas que estar al 200%, te quedarás sin reflejos. Se podría hacer un combo, para que el betabloqueante haga efecto durante las tres primeras horas y el estimulante en la cuarta. Esto es muy difícil desde el punto de vista técnico y además una partida no siempre transcurre de la misma manera. Además, si todas las drogas tienen efectos secundarios, mezcladas se multiplican.
¿Por qué tantos científicos, desde Turing a Cajal, se han visto atraídos por este juego?
El ajedrecista de alto nivel emplea el método científico cuando analiza las partidas para encontrar ideas nuevas. Por otro lado, un ajedrecista toma decisiones importantes bajo presión y con rapidez, mezcla el cálculo con la intuición. En la toma de decisiones diaria a veces no puedes pensar eternamente ni tienes toda la información que te gustaría. Un ajedrecista lo hace así todos los días, y por eso el juego ha llamado tanto la atención de científicos y de intelectuales.
¿El mejor ajedrecista podría ser una máquina?
Desde hace unos diez años el mejor ajedrecista del mundo ya es una máquina, no solo por la capacidad de cálculo, sino por algo más fascinante. Han tardado 50 años, pero por fin han conseguido enseñar a una máquina algo parecido a la intuición humana y el sentido del riesgo.
¿Tanto importa la intuición?
Claro. “Voy a sacrificar a un alfil para hacer un ataque a largo plazo contra el rey” es algo que un niño pequeño puede entender en un rato. Solo con potencia de cálculo es imposible que una máquina juegue al ajedrez como el campeón del mundo. Ni siquiera las supercomputadoras de la NASA pueden, debido a que el número de partidas en un tablero es superior al número de átomos que hay en el universo entero conocido (1080 frente a 10123). Sigue siendo un reto conseguir una máquina que juegue al ajedrez perfectamente, y hasta que no existan las computadoras cuánticas no lo van a conseguir.
Hablando de máquinas que juegan al ajedrez, la primera fue inventada por un español…
Leonardo Torres Quevedo es un caso típico, y lo digo con dolor, de cómo en España hemos valorado muy poco a nuestros grandes cerebros. Es mucho más prestigioso en el mundo anglosajón que aquí. Fue uno de los inventores más brillantes del mundo en la primera mitad del siglo XX. La máquina que jugaba al ajedrez, que daba el mate de rey y torre contra rey solo, es uno de sus muchos logros.
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