Las heridas profundas, las quemaduras y las ulceraciones en la piel
pueden sanar en poco tiempo y sin dejar cicatrices gracias al uso del
aluminofosfato, un tipo de cerámica que expertos del Instituto de
Investigaciones en Materiales (IIM) de la UNAM han probado con éxito en
pacientes con pie diabético, cuyas lesiones precisaban amputación.
En principio, la cerámica se usó en ratas Wistar, a las que previamente se les extirpó una porción de piel del lomo. “Los resultados fueron satisfactorios porque el tejido se reconstruyó, recuperó su grosor y textura normales y se pobló de pelo sin dejar marcas ni ocasionar infecciones”, afirma la doctora María Cristina Piña Barba, titular del proyecto.
Después de comprobar los efectos de la biocerámica en roedores, el equipo científico tuvo la posibilidad de probarla en pacientes voluntarios con diabetes. “Estas personas, entre las que se encuentra mi cuñado, presentaban ulceraciones y problemas de cicatrización, lesiones que se habían agravado al extremo de requerir amputación. No obstante, el uso del aluminofosfato permitió que las heridas cerraran y los salvó de perder el pie”, acota la investigadora.
Y agrega que en el laboratorio han realizado distintas pruebas clínicas, proceso que les ha llevado más de 20 años de investigación. Asimismo, reconoce que el aluminofosfato ya había sido investigado en Cuba; no obstante, el máximo logro del equipo científico mexicano fue desarrollarlo en el laboratorio.
Dicho material es del tipo de las zeolitas (mineral con porosidades cristalinas), está compuesto por una serie de canales en los que almacena agua y tiene la virtud de mantener al tejido seco y sin bacterias.
De acuerdo con la doctora Piña Barba, a dichas cavidades del aluminofosfato se les introdujeron partículas de calcio y zinc, ya que juegan un papel importante en la cicatrización de la piel, reepitelización (formación de nuevas células cutáneas) y formación de tejido.
El primer mineral regula y coordina la diferenciación de las nuevas células, participa en la formación de las capas grasas y proporciona protección. Y el otro elemento inactiva la acción perjudicial de las bacterias, reduce sangrados en heridas, promueve el desarrollo del tejido cutáneo y regenera el crecimiento de vello.
La presentación del producto es en forma de polvo y puede aplicarse solo o mezclado con petrolato directamente en la lesión. Además, es económico, su elaboración es sencilla y puede usarlo cualquier persona con daños graves en la piel sin importar la causa.
En principio, la cerámica se usó en ratas Wistar, a las que previamente se les extirpó una porción de piel del lomo. “Los resultados fueron satisfactorios porque el tejido se reconstruyó, recuperó su grosor y textura normales y se pobló de pelo sin dejar marcas ni ocasionar infecciones”, afirma la doctora María Cristina Piña Barba, titular del proyecto.
Después de comprobar los efectos de la biocerámica en roedores, el equipo científico tuvo la posibilidad de probarla en pacientes voluntarios con diabetes. “Estas personas, entre las que se encuentra mi cuñado, presentaban ulceraciones y problemas de cicatrización, lesiones que se habían agravado al extremo de requerir amputación. No obstante, el uso del aluminofosfato permitió que las heridas cerraran y los salvó de perder el pie”, acota la investigadora.
Y agrega que en el laboratorio han realizado distintas pruebas clínicas, proceso que les ha llevado más de 20 años de investigación. Asimismo, reconoce que el aluminofosfato ya había sido investigado en Cuba; no obstante, el máximo logro del equipo científico mexicano fue desarrollarlo en el laboratorio.
Dicho material es del tipo de las zeolitas (mineral con porosidades cristalinas), está compuesto por una serie de canales en los que almacena agua y tiene la virtud de mantener al tejido seco y sin bacterias.
De acuerdo con la doctora Piña Barba, a dichas cavidades del aluminofosfato se les introdujeron partículas de calcio y zinc, ya que juegan un papel importante en la cicatrización de la piel, reepitelización (formación de nuevas células cutáneas) y formación de tejido.
El primer mineral regula y coordina la diferenciación de las nuevas células, participa en la formación de las capas grasas y proporciona protección. Y el otro elemento inactiva la acción perjudicial de las bacterias, reduce sangrados en heridas, promueve el desarrollo del tejido cutáneo y regenera el crecimiento de vello.
La presentación del producto es en forma de polvo y puede aplicarse solo o mezclado con petrolato directamente en la lesión. Además, es económico, su elaboración es sencilla y puede usarlo cualquier persona con daños graves en la piel sin importar la causa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario