No por nada la Organización Mundial de la Salud advirtió recientemente
que "muchas infecciones comunes dejarán de tener cura y podrían volver a
matar". Ahora, una comisión de expertos mundiales alertó que la
existencia de cepas de bacterias resistentes a los antibióticos
representa unas de las amenazas más graves de la medicina moderna.
En un informe publicado en la revista The Lancet, los especialistas hacen un llamado sin precedentes para que haya una coordinación global que contrarreste esta amenaza.
"Lo más grave es que el problema sigue siendo invisible", le dijo a BBC Mundo el doctor Arturo Quizhpe, de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca y uno de los autores del reporte.
Además advierten que sin antibióticos, diversos tratamientos -desde pequeñas cirugías hasta los ciclos de quimioterapia para el cáncer- podrían resultar imposibles. Y señalan que las muertes por infección en los países desarrollados podrían volver a niveles de principios del siglo XX.
Esta situación perjudica especialmente a los países en vías de desarrollo. "Y dentro de cada uno afecta a los sectores más vulnerables; a los niños, a los recién nacidos y a la población económicamente desfavorecida", explica Quizhpe.
Para evitar que se cumpla esta profecía apocalíptica, la comisión ofrece seis recomendaciones.
Esto permitiría disminuir la incidencia de infecciones asociadas a los cuidados de salud, el tiempo de estancia en un hospital y la prevalencia de la resistencia a las bacterias.
Los expertos recomiendan que existan equipos de control que incluyan un especialista en enfermedades infecciosas, un farmaceuta clínico con especialización en enfermedades infecciosas, un microbiólogo clínico, un especialista en sistemas de información, un profesional en control de infecciones y un epidemiólogo de hospital. Aunque conceden que "es probable que estos no estén disponibles".
La comisión indica que el mayor problema, tanto en países ricos como pobres, de que no existan programas efectivos y sostenibles está en la falta de liderazgo, compromiso y financiamiento.
No obstante, Quizhpe aclara que también hay una
necesidad de que haya un balance entre las personas que tienen demasiado
acceso a estos medicamentos y las que no. "Por eso el mensaje de acceso
vs. exceso".
"En el lado de la oferta, con frecuencia los médicos son el ejemplo para otros profesionales de la salud y pacientes que aprenden cómo usar los antibióticos a través de las recetas médicas", se lee en el informe.
Por otro lado, los médicos son influenciados por sus pares y presionados por las demandas de los pacientes. "Razón por la cual los doctores pueden encontrar dificultades para cumplir con las directrices del tratamiento".
Los expertos no dejan de lado los incentivos monetarios que puede haber para recetar antibióticos.
Otro problema que hay que atacar sería la automedicación de los consumidores, "especialmente en el sur de Europa, África, Suramérica y Asia. Los consumidores tienen una actitud positiva hacia los antibióticos, pero un conocimiento pobre sobre estos medicamentos y enfermedades".
En este punto las acciones pueden variar de un país a otro, pues el aspecto cultural también juega un papel.
Además de tener políticas claras de concientización sobre la resistencia de antibióticos, la educación a todos los trabajadores de la salud, profesionales de laboratorio, veterinarios y público general sobre el uso apropiado de estos fármacos es esencial.
"Insistimos en que no sólo hace falta una sensibilización y una concienciación, sino cambios en la formación de talentos humanos, en los prescriptores de medicamentos, en lo que se refiere al uso y abuso de los antibióticos", señala Quizhpe.
Si bien es posible que sólo la educación no sea tan poderosa como la intervención, los expertos aclaran que genera conocimiento, esencial para que los trabajadores de la salud entiendan y apoyen los programas de control de resistencia.
"A nivel de la comunidad, el mejoramiento de la
sanidad, acceso a agua potable, reducción de la pobreza y los programas
de vacunación tendrán un gran efecto tanto en la incidencia de
enfermedades infecciosas como en la transferencia y colonización con
genes y organismos resistentes a más de un medicamento", se explica en
el reporte.
El reto en los hospitales es mayor, pues allí es donde con más frecuencia se crean las llamadas superbacterias.
"Además de la higiene de las manos, realizar una evaluación comparativa de la frecuencia de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria es útil para disminuir el número de estas infecciones", recomiendan los expertos.
"Aparte del cuidado directo de los pacientes, los resultados de las pruebas de microbiología de diagnóstico se utilizan para informar a los sistemas de vigilancia locales, regionales y nacionales", indica el informe.
"La vigilancia de la resistencia bacterial genera información esencial que promueve y dirige actividades para racionalizar el uso de antibióticos".
La comisión advierte que en las últimas décadas la escasez de laboratorios de microbiología -o cuando no se le ha dado prioridad- ha ocasionado grandes espacios vacíos en el mapa mundial de resistencia, especialmente en el África subsahariana y Asia rural.
El problema del uso indebido de antibióticos no
es único en humanos. También se usan en animales y cultivos, lo que
ayuda a las bacterias y genes a crear resistencia.
¿Qué pasa con los antibióticos que ya no se usan para infecciones? Las aguas residuales de la industria farmacéutica y la forma en que el consumidor se deshace de los medicamentos contribuyen al problema.
"Son lanzados y eliminados como cualquier basura y eso significa contaminación del suelo", señala Quizhpe. "Esto sucede en la mayoría de las comunidades en América Latina, especialmente en aquellos sectores más empobrecidos".
No obstante la industria, no sólo farmacéutica, sino también de alimentos, juega un papel importante en la propagación de resistencia a antibióticos.
"El uso de antibióticos como promotores del crecimiento debería ser prohibido en todo el mundo, como se hace en Europa", sentencian los expertos en el documento.
La comisión advierte que el medio ambiente es clave es la propagación de la resistencia. "Por ejemplo, las instalaciones de tratamiento de aguas residuales puede ser un punto de acceso para la transferencia de genes de resistencia horizontal".
Existen métodos para reducir esta transferencia, como el uso de neutralizadores de antibióticos en aguas residuales y en el medio ambiente en general.
Todas estas recomendaciones ponen en evidencia, según Quizhpe, la magnitud del problema y la necesidad de que se tomen acciones consensuadas. "Cada vez es más difícil y acelerada la resistencia y si no se detiene, el recrudecimiento de las infecciones intratables llegará a una situación sumamente compleja".
En un informe publicado en la revista The Lancet, los especialistas hacen un llamado sin precedentes para que haya una coordinación global que contrarreste esta amenaza.
"Lo más grave es que el problema sigue siendo invisible", le dijo a BBC Mundo el doctor Arturo Quizhpe, de la facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca y uno de los autores del reporte.
Además advierten que sin antibióticos, diversos tratamientos -desde pequeñas cirugías hasta los ciclos de quimioterapia para el cáncer- podrían resultar imposibles. Y señalan que las muertes por infección en los países desarrollados podrían volver a niveles de principios del siglo XX.
Esta situación perjudica especialmente a los países en vías de desarrollo. "Y dentro de cada uno afecta a los sectores más vulnerables; a los niños, a los recién nacidos y a la población económicamente desfavorecida", explica Quizhpe.
"Lo más grave es que el problema sigue siendo invisible"
Arturo Quizhpe, facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca
1.- En los hospitales
Las actividades y políticas que se pongan en práctica para racionalizar el uso de antibióticos en los centros de asistencia sanitaria pueden, según los expertos, disminuir el consumo de estos fármacos entre un 20 y un 40%.Esto permitiría disminuir la incidencia de infecciones asociadas a los cuidados de salud, el tiempo de estancia en un hospital y la prevalencia de la resistencia a las bacterias.
Los expertos recomiendan que existan equipos de control que incluyan un especialista en enfermedades infecciosas, un farmaceuta clínico con especialización en enfermedades infecciosas, un microbiólogo clínico, un especialista en sistemas de información, un profesional en control de infecciones y un epidemiólogo de hospital. Aunque conceden que "es probable que estos no estén disponibles".
La comisión indica que el mayor problema, tanto en países ricos como pobres, de que no existan programas efectivos y sostenibles está en la falta de liderazgo, compromiso y financiamiento.
2.- En las comunidades
Implementar programas para incentivar el uso racional de antibióticos en las comunidades puede ser todavía más ambicioso, pues cubre un amplio abanico que va desde ambulatorios y farmacias, hasta el ámbito doméstico y la agricultura."En el lado de la oferta, con frecuencia los médicos son el ejemplo para otros profesionales de la salud y pacientes que aprenden cómo usar los antibióticos a través de las recetas médicas", se lee en el informe.
Por otro lado, los médicos son influenciados por sus pares y presionados por las demandas de los pacientes. "Razón por la cual los doctores pueden encontrar dificultades para cumplir con las directrices del tratamiento".
Los expertos no dejan de lado los incentivos monetarios que puede haber para recetar antibióticos.
Otro problema que hay que atacar sería la automedicación de los consumidores, "especialmente en el sur de Europa, África, Suramérica y Asia. Los consumidores tienen una actitud positiva hacia los antibióticos, pero un conocimiento pobre sobre estos medicamentos y enfermedades".
3.- Cuestión de educación
Cuando el uso indebido de antibióticos ocurre en repetidas ocasiones, se convierte en una norma que, según la comisión, para romper el patrón es necesario que "los programas de racionalización no sólo se concentren en el uso apropiado (del antibiótico) sino en asegurar la sostenibilidad de los cambios de comportamiento y la reorientación de las normas sociales", indica el informe.En este punto las acciones pueden variar de un país a otro, pues el aspecto cultural también juega un papel.
Además de tener políticas claras de concientización sobre la resistencia de antibióticos, la educación a todos los trabajadores de la salud, profesionales de laboratorio, veterinarios y público general sobre el uso apropiado de estos fármacos es esencial.
"Insistimos en que no sólo hace falta una sensibilización y una concienciación, sino cambios en la formación de talentos humanos, en los prescriptores de medicamentos, en lo que se refiere al uso y abuso de los antibióticos", señala Quizhpe.
Si bien es posible que sólo la educación no sea tan poderosa como la intervención, los expertos aclaran que genera conocimiento, esencial para que los trabajadores de la salud entiendan y apoyen los programas de control de resistencia.
4.- Nada como la prevención
Los expertos coinciden en que nada como la prevención para evitar el uso indebido de antibióticos. Si no hay infección, no hay paciente qué tratar."Cada vez es más difícil y acelerada la resistencia y si no se detiene, el recrudecimiento de las infecciones intratables llegará a una situación sumamente compleja"
Arturo Quizhpe, facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca
El reto en los hospitales es mayor, pues allí es donde con más frecuencia se crean las llamadas superbacterias.
"Además de la higiene de las manos, realizar una evaluación comparativa de la frecuencia de infecciones asociadas a la asistencia sanitaria es útil para disminuir el número de estas infecciones", recomiendan los expertos.
5.- Perfeccionamiento del diagnóstico
Mejorar los métodos de diagnóstico puede, según los especialistas, ayudar a reducir el uso de antibióticos. Para ello, la comisión recomienda mejorar los laboratorios de microbiología para que ofrezcan resultados más precisos y en menos tiempo."Aparte del cuidado directo de los pacientes, los resultados de las pruebas de microbiología de diagnóstico se utilizan para informar a los sistemas de vigilancia locales, regionales y nacionales", indica el informe.
"La vigilancia de la resistencia bacterial genera información esencial que promueve y dirige actividades para racionalizar el uso de antibióticos".
La comisión advierte que en las últimas décadas la escasez de laboratorios de microbiología -o cuando no se le ha dado prioridad- ha ocasionado grandes espacios vacíos en el mapa mundial de resistencia, especialmente en el África subsahariana y Asia rural.
6.- No sólo en humanos
¿Qué pasa con los antibióticos que ya no se usan para infecciones? Las aguas residuales de la industria farmacéutica y la forma en que el consumidor se deshace de los medicamentos contribuyen al problema.
"Son lanzados y eliminados como cualquier basura y eso significa contaminación del suelo", señala Quizhpe. "Esto sucede en la mayoría de las comunidades en América Latina, especialmente en aquellos sectores más empobrecidos".
No obstante la industria, no sólo farmacéutica, sino también de alimentos, juega un papel importante en la propagación de resistencia a antibióticos.
"El uso de antibióticos como promotores del crecimiento debería ser prohibido en todo el mundo, como se hace en Europa", sentencian los expertos en el documento.
La comisión advierte que el medio ambiente es clave es la propagación de la resistencia. "Por ejemplo, las instalaciones de tratamiento de aguas residuales puede ser un punto de acceso para la transferencia de genes de resistencia horizontal".
Existen métodos para reducir esta transferencia, como el uso de neutralizadores de antibióticos en aguas residuales y en el medio ambiente en general.
Todas estas recomendaciones ponen en evidencia, según Quizhpe, la magnitud del problema y la necesidad de que se tomen acciones consensuadas. "Cada vez es más difícil y acelerada la resistencia y si no se detiene, el recrudecimiento de las infecciones intratables llegará a una situación sumamente compleja".
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