Una cantinera de Oregon recibió la propina de su vida.
Un cliente habitual de Aurora Kephart en el Conway's Restaurant and Lounge, en Springfield, frecuentemente le da de propina boletos de la lotería de Oregon. El martes por la tarde, el hombre, quien no quiere que se publique su nombre, pidió a Kephart que escogiera dos.
Cuando Kephart revisó los números, se dio cuenta que el primero ganó cinco dólares; el segundo se convirtió en una propina de 17.500 dólares.
"El gesto de su rostro fue increíble", comentó Kephart, de 25 años, al diario The Register-Guard (http://is.gd/I9P2nA ). "Automáticamente se lo devolví; era su boleto".
Pero el hombre no recibió el boleto e hizo que Kephart lo firmara para que ella sea la única que pueda cobrar el premio.
Kephart dijo que 80% de sus clientes son habituales, y que se emocionaron por ella.
"La reacción fue de locura", agregó Kephart. "Todos estaban intensos".
Con el bar lleno, Kephart regresó de inmediato a trabajar, con el cerebro "confuso" por la enorme propina. Al siguiente día, cobró el premio.
Kephart dijo que entregó al hombre un porcentaje de sus ganancias. "Sencillamente no podía no darle algo de ello", comentó.
Kephart añadió que planea comprar un sofá nuevo con su parte y ahorrar el resto. Esos planes modestos le hicieron recibir bromas de los clientes regulares del bar, pero ella había estado buscando un sofá antes de ir a trabajar el martes y se asustó por los precios.
"Nunca había caído en la cuenta de lo caro que eran los sofás", señaló. "En lugar de esperar hasta Navidad o después, ahora puedo comprar algo que realmente necesito".
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Un cliente habitual de Aurora Kephart en el Conway's Restaurant and Lounge, en Springfield, frecuentemente le da de propina boletos de la lotería de Oregon. El martes por la tarde, el hombre, quien no quiere que se publique su nombre, pidió a Kephart que escogiera dos.
Cuando Kephart revisó los números, se dio cuenta que el primero ganó cinco dólares; el segundo se convirtió en una propina de 17.500 dólares.
"El gesto de su rostro fue increíble", comentó Kephart, de 25 años, al diario The Register-Guard (http://is.gd/I9P2nA ). "Automáticamente se lo devolví; era su boleto".
Pero el hombre no recibió el boleto e hizo que Kephart lo firmara para que ella sea la única que pueda cobrar el premio.
Kephart dijo que 80% de sus clientes son habituales, y que se emocionaron por ella.
"La reacción fue de locura", agregó Kephart. "Todos estaban intensos".
Con el bar lleno, Kephart regresó de inmediato a trabajar, con el cerebro "confuso" por la enorme propina. Al siguiente día, cobró el premio.
Kephart dijo que entregó al hombre un porcentaje de sus ganancias. "Sencillamente no podía no darle algo de ello", comentó.
Kephart añadió que planea comprar un sofá nuevo con su parte y ahorrar el resto. Esos planes modestos le hicieron recibir bromas de los clientes regulares del bar, pero ella había estado buscando un sofá antes de ir a trabajar el martes y se asustó por los precios.
"Nunca había caído en la cuenta de lo caro que eran los sofás", señaló. "En lugar de esperar hasta Navidad o después, ahora puedo comprar algo que realmente necesito".
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