En total, los estudios habían incluido casi 4.400 participantes de diferentes países.
Y se trataba de ensayos clínicos -tanto publicados como no publicados- que habían sido presentados a la Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) para aprobación de nuevos productos.
Tal como señalan los autores en la British Medical Journal (BMJ - Revista Médica Británica), los resultados mostraron que "una vez que se descarta el efecto placebo, el efecto del fármaco es de importancia clínica cuestionable".
"Nuestro análisis mostró que los fármacos Z sí reducen la duración del tiempo que toma a una persona quedarse dormida, tanto subjetivamente como medido en un laboratorio de sueño", explica el profesor Norishan Siriwardena, principal autor del estudio.
"Pero casi la mitad del efecto del fármaco se debió a la respuesta placebo".
"En los ensayos no hay evidencia suficiente que muestre otros beneficios que puedan ser importantes para las personas con problemas de sueño, como la calidad de sueño o el funcionamiento durante el día", expresa el investigador.
Millones de personas en todo el mundo toman fármacos Z como tratamiento de corto plazo contra el insomnio.
Tan sólo en Reino Unido se calcula que cada año se emiten recetas de estos medicamentos con un valor de US$40 millones.
El 30% de la población en Estados Unidos tiene problemas para dormir.
Y tal como señala el profesor Siriwardena, dado que los efectos secundarios pueden causar problemas graves, particularmente en personas mayores, es necesario considerar otras alternativas para tratar los problemas de sueño.
"Sabemos por otros estudios que alrededor de un 20% de pacientes experimentan efectos adversos con las pastillas para dormir y una de cada 100 personas mayores sufrirá una caída, fractura o accidente de tráfico después de utilizarlas", asegura el investigador.
"Los tratamientos psicológicos para el insomnio pueden ser tan efectivos como las tabletas para dormir a corto plazo y mejores a largo plazo. Así que debemos poner más atención para incrementar el acceso a estas terapias en pacientes que podrían beneficiarse", agrega.
El profesor Siriwardena expresa que ahora es necesario llevar a cabo estudios que investiguen otros posibles beneficios de las pastillas para dormir y no sólo el tiempo que tarda una persona en quedarse dormida.
Según los autores, en Estados Unidos, donde se cree que un 30% de la población sufre de problemas del sueño, se emiten recetas de fármacos Z por una valor de más de US$285 millones cada año.
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