Las jóvenes han desarrollado tics nerviosos que les dificultan llevar a cabo con normalidad sus tareas diarias.
Los médicos creen que podría tratarse de un caso de histeria colectiva, pero la activista medioambiental Erin Brokovich está investigando si un derrame químico ocurrido en 1970 a unos cinco kilómetros de la escuela tiene algo que ver con la extraña enfermedad.
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