Los científicos del Colegio Peninsula de Medicina y Odontología de la Universidad de Exeter, Inglaterra, revisaron 28 estudios publicados sobre este tema.
Encontraron "evidencia significativa" de que una diferencia de 10mmHG (milímetros de mercurio) o más entre la presión sistólica (la alta) de un brazo y el otro incrementa el riesgo de enfermedad vascular periférica (EVP): el estrechamiento y endurecimiento de las arterias que abastecen a las piernas y pies.
Una diferencia de 15 mmHG o más está asociada a un mayor riesgo de trastornos cardiovasculares y cerebrovasculares, por el empeoramiento del abastecimiento de sangre al cerebro, y de mortalidad por problemas cardiovasculares (un incremento de 70%) y problemas de salud en general (60%).
Cualquiera de los dos brazos puede mostrar una presión sanguínea mayor, pero lo que cuenta en este riesgo, afirman los científicos, es la diferencia entre ambas extremidades
Quien dirigió el estudio, el doctor Christopher Clark,apoya la necesidad de que esta medición de ambos brazos sea rutinaria en la clínica, porque muchos de los síntomas de la enfermedad cardiovascular y la cerebrovascular son "silenciosos".
El investigador dice:"Nuestros hallazgos indican que hay una fuerte asociación entre la presión sistólica de ambos brazos y la enfermedad vascular y mortalidad"
"Y que las diferencias de 10mmHG o 15 mmHG o más podría ayudar a identificar a pacientes que están en riesgo y que necesitan análisis vasculares detallados".
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