Investigadores del Imperial College de Londres encontraron en diversos estudios un fuerte vínculo entre el cáncer y los cambios moleculares en los genes de los glóbulos blancos.

Los científicos consideran que identificar situaciones de riesgo desde el principio puede ayudar a prevenir la enfermedad o aumentar las posibilidades de sobrevivir a ella.
La prueba de sangre estaría disponible entre cinco y diez años.
La prueba experimental aún no está lista para transformarse en un producto comercial, pero proporciona un sustento para nuevos estudios. Esto ocurre gracias a los avances tecnológicos en la secuenciación del ADN.

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