
Se les conoce como los hearing dogs o perros señal. Después del olfato, el oído es el sentido más desarrollado de los caninos. Posee unos pabellones auditivos muy grandes y una gran capacidad de orientación para buscar el origen de un sonido aunque sea distante.
La mayoría de los perros entrenados por la fundación son cocker spaniel, poodles, labradores y retrievers, razas que son obedientes, sociables y que pueden hacer frente a múltiples situaciones.
Los perros pasan por un proceso de socialización con humanos desde que son cachorros y, cuando tienen 10 u 11 meses de edad, inician el entrenamiento para desarrollar sus habilidades auditivas.
Luego le presentan al niño sordo. A partir de ese momento comienzan varios encuentros de familiarización.

El entrenamiento de cada perro cuesta unos US$ 71.000.
La novedosa terapia podría transformar la vida de muchos niños, no sólo porque sería un apoyo para sus problemas auditivos, sino porque las mascotas les brindan compañía, confianza e independencia.
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