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viernes, 16 de marzo de 2012

SINDROME DE MARIPIL

Por síndrome de Maripili se conoce a las actitudes no conscientes de sabotaje que tienen muchas mujeres como consecuencia del miedo a no ser queridas, entre otras cosas y que llega a influir y perjudicar todos los aspectos de su vida. 



A pesar que el término Maripili aplicado a este síndrome, es de origen desconocido y parece haber surgido de manera espontánea y natural, se puede hablar de ciertas conductas observables que son el efecto de dicho síndrome. Estas son todas aquellas que llevan al autosabotaje en diferentes roles.
El síndrome de Maripili tiene raíces culturales, sociales, familiares y emocionales
Este síndrome es sufrido por mujeres que viven de acuerdo a un modelo de sumisión. Esto implica aceptarse a sí mismas como objetos, que pueden ser “vendidos” y “comprados” comercialmente, por lo tanto se adaptan a los que los modelos masculinos pretende de ellas, lo cual equivale aceptar un modelo de competitividad, donde algunos están arriba y otros abajo. En este modelo, las mujeres están abajo y los hombres, arriba. 
Su origen: el miedo de las mujeres a no ser queridas, el miedo a no complacer las expectativas del entorno; en resumen la sumisión como modelo existencial. 
En una cultura donde se endiosa el perfeccionismo, la estética a ultranza, una ideología de preponderancia masculina y el tomar a los seres humanos como objetos, es lógico que tengan como efecto personalidades autoexigentes y preocupadas por “pertenecer”, donde “pertenecer” significa dejar de lado las propias metas y objetivos para tener en cuenta los objetivos de la cultura.
Por otro lado, ciertos grupos familiares impulsan aun más estos modelos sociales de exitismo y perfeccionismo, pretendiendo que las hijas criadas en estos hogares sean “perfectas” en cuanto a su belleza física y a su adecuación al modelo social. Mujeres perfectas para encontrar maridos perfectos (buen nivel económico, probablemente profesionales, deportistas o empresarios exitosos) para tener hijos también perfectos, viviendo en barrios perfectos.
Estas familias provocan un estrés y desgaste emocional profundo en los hijos que educan, en este caso hijas, que tratan desesperadamente de adecuarse a lo que se espera de ellas convirtiéndose en seres inseguros, muchas veces de aspecto físico muy agradable y paradojalmente de baja autoestima, muy atentas a cualquier imperfección física, ya que esto implica descender en el modelo social.
¿Puede revertirse? ¿Cómo?
Estas situaciones son reversibles, para eso es necesario:
  1. Tomar consciencia de las capacidades propias y valorarlas
  2. Tomar la decisión, que si bien los demás son importantes, nosotros también lo somos
  3. Eliminar creencias machistas
  4. Reemplazar un modelo competitivo (siempre hay uno que gana y otro que pierde) por uno colaborativo (todos podemos ganar, por lo menos en algo)
  5. Aprender a pedir lo que cada uno esencialmente necesita, en vez de cubrirlo por el temor a la mirada del otro
  6. Por último, tomar riesgos teniendo la seguridad que es nuestra propia vida y nuestro equilibrio emocional el que esta en juego



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