Los patos eran parte de un cargamento de juguetes para baño que fue arrancado de la cubierta de un barco por una tormenta.
Los náufragos -unos 28.800 juguetes entre patitos amarillos, hormigas rojas, ranas verdes y tortugas azules- han pasado los últimos 20 años presos de una corriente del Pacífico Norte que gira alrededor de Japón, Alaska y la Península Kodiak.
Cerca de un 2% de la carga ha tenido la suerte de recalar en alguna playa, otros más audaces llegaron a las costas Estados Unidos, América del Sur e incluso Gran Bretaña, y los más desafortunados quedaron atrapados por el hielo en el Ártico.
Pero la mayoría terminó en esa gran mancha de basura plástica, de una superficie dos veces superior a Hawai, que viaja por el Pacífico Norte.
Todos han ayudado a los científicos en su intento de dibujar los mapas de las corrientes marinas de esa región y los que llegaron a la costa ofrecieron invalorable información sobre la velocidad de estas corrientes.
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