"Andaba rebuscando, cuando me encontré con algunos cajones que decía que había plantas fósiles sin registrar, y no pude contener la curiosidad".
Para su sorpresa, en algunas de ellas estaba inscrito el nombre 'C. Darwin Esq.'. En una incluso podía leerse que la había recogido en la isla chilena de Chiloé.
Al parecer, Darwin encargó esa engorrosa tarea a su amigo y colega Joseph Hooker, un botánico que durante un tiempo trabajó en el BGS. Pero a Hooker se le acumuló el trabajo de tal forma que, finalmente, aunque ensambló las muestras en los soportes de cristal, no pudo registrarlas.
Tras varios cambios de lugar, desde hace medio siglo se llenaban de telarañas en los sótanos del Instituto Geológico Británico, de donde los ha sacado Falcon-Lang. 
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