Los insectos sirven de cirujanos....
Otros insectos escarabajos adultos eran usados por médicos brujos tribales hace miles de años para que comieran las partes muertas en las heridas infectadas, con la creencia de que estos escarabajos, considerados sagrados, recibían las almas de los anteriores brujos que habían muerto.
Kosta Mumcuoglu, nacido en Grecia, un parasitólogo e investigador asociado en la Escuela de Medicina Hadassa de la Universidad Hebrea en Jerusalem, Israel, empezó a introducirse en la terapia de las larvas en 1996, cuando dos personas acudieron a él, en forma independiente, solicitando ayuda. Un hombre de unos 75 años de edad, diabético, que ya tenía una pierna amputada debido a una infección, había desarrollado una seria infección en su otra pierna, y estaba en peligro de perderla también
El Dr. Mumcuoglu empezó a leer todo lo que podía sobre la terapia de las larvas, algo de lo que había oído, pero nunca había visto.
Una vez que supo cuál era el insecto, el Dr. Mumcuoglu se armó como cebo de un puñado de hígado podrido y salió a buscarlo. La que necesitaba era una mosca de color verde metálico (Phaenicia sp). Pudo atrapar algunas y las llevó para iniciar una nueva colonia, que creció rápidamente: cada una puso de 200 a 300 huevos.
Días después nacieron las larvas, que el Dr. Mumcuoglu crió durante 48 horas hasta que alcanzaron el tamaño que necesitaba. Las esterilizó lavándolas en una débil concentración de formaldehido, lo que las hacía asépticas, y se dirigió a atender al diabético de 75 años de edad.
La herida del hombre estaba en un estado terrible. El pie estaba hinchado, rojo y hediondo, literalmente se estaba pudriendo.
Dos días más tarde regresó a ver al paciente. A pesar de todo lo que había leído, fue difícil creer lo que estaba viendo, recuerda. Las larvas habían trabajado como microcirujanos, comiéndose los tejidos descompuestos con la máxima precisión. Las reemplacé por larvas frescas. Al cabo de un par de días, los diferentes turnos de larvas habían removido toda posible fuente de infección. Debido al ciclo de vida de las larvas, deben ser reemplazadas cada pocos días. Cuando concluye la terapia, simplemente se las retira.
El Dr. Mumcuoglu ha observado de cerca a estas larvas microcirujanas. Junto a sus colegas parasitólogos y microbiólogos, ha hallado que las larvas contribuyen a la curación de la herida en más maneras que removiendo los tejidos muertos e infectados. Las larvas excretan tres sustancias diferentes que ayudan a la curación de los tejidos. Una es un tipo de antibiótico, que la larva necesita ya que su alimento es tejido descompuesto que contiene bacterias letales. La evolución le ha provisto de un antibiótico natural muy efectivo para protegerse de ellas. Probaron los antibióticos producidos por las larvas en diferentes tipos de bacterias resistentes a los antibióticos comunes, descubriendo que son muy eficientes. Además vieron que las larvas también excretan sales que cambian el pH en la herida, haciéndolo menos ácido y más neutro. Las heridas se curan mejor en un medio de pH neutro. Y tercero, excretan una sustancia que parece impulsar el proceso de curación, a la vez de reforzar el sistema de inmunidad del paciente.
En una conferencia internacional realizada en Jerusalem en 1999, la larvaterapia tuvo un lugar de honor, cuando 70 científicos de 11 países debatieron terapias que usan seres vivos para el tratamiento de las enfermedades.
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