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domingo, 10 de junio de 2012

TOMA DE MUESTRA DE EXUDADO PARA CULTIVO EN HERIDAS CRONICAS


Las heridas crónicas constituyen un problema sanitario muy relevante en nuestro medio.

Estas lesiones suelen encontrarse colonizadas por bacterias al tratarse de lesiones situadas en la superficie corporal. Por tanto, los
cultivos obtenidos mediante la toma superficial de exudado pueden no reflejar los verdaderos patógenos responsables de una eventual infección. Además, en muchos casos existe discordancia entre la flora superficial y la obtenida mediante cultivos profundos.

Las bacterias más frecuentemente aisladas en las heridas crónicas incluyen Proteus mirabilis, Escherichia coli,
Pseudomonas spp, enterococos y estafilococos. Las bacterias anaerobias incluyen Peptostreptococcus spp, Bacteroides fragilis y Clostridium perfringens

No obstante es interesante destacar que carece de sentido realizar cultivos cuando la curación de la úlcera se está produciendo adecuadamente y además, no hay signos de infección.

Para evitar aislar microorganismos que sólo colonizan la herida y que juegan un papel patogénico resulta de utilidad obtener los cultivos mediante la aspiración con aguja de las zonas profundas de la úlcera o mediante la resección de un fragmento de tejido profundo (biopsia tisular) para identificar los patógenos realmente causantes de la infección.

 No obstante, los cultivos obtenidos mediante aspiración con aguja suelen tener una menor sensibilidad porque en ocasiones recogen una escasa concentración de microorganismos.

Las infecciones de las heridas crónicas se acompañan de una mortalidad elevada por lo que es muy importante que el tratamiento antibiótico empírico sea eficaz frente a las bacterias que con más frecuencia producen estas complicaciones.

El tratamiento antibiótico sistémico debe utilizarse en pacientes con signos claros de infección
local, como ocurre en casos de celulitis u osteomielitis.

También es imprescindible cuando en los casos de bacteriemia, que se suele manifestar por fiebre y afectación del estado general. Así mismo, los pacientes que muestran un enlentecimiento en la curación de estas lesiones podrían ser subsidiarios de tratamiento antibiótico, si se demuestra una participación de una carga bacteriana suficiente en esta anormal evolución.
Interesa destacar que los regímenes antibióticos empleados empíricamente deben dirigirse frente a bacterias grampositivas, gramnegativas y anaerobios.

Además y debido a la mala perfusión tisular en algunas heridas crónicas la terapia antibiótica inicial debe administrarse por vía intravenosa.

 Algunos antibióticos usados en monoterapia son cefoxitina, ceftizoxima, piperacilina-tazobactam, imipenem, meropenem. 

Entre las combinaciones antibióticas más empleadas se encuentran clindamicina o metronidazol y ciprofloxacino. 

Con el objeto de disminuirlos costes, los efectos secundarios y las resistencias bacterianas el tratamiento tiene que ser ajustado (tratamiento Dirigido) una vez que se conozca el resultado de los cultivos practicados.

 Cuando se aisla Staphylococcus aureus resitente a meticilina se pueden usar vancomicina, teicoplanina, cotrimoxazol, daptomicina, linezolida o quinupristina/dalfopristina.


Para hacer un uso más adecuado de los antimicrobianos conviene destacar que el mero aislamiento de bacterias en el exudado de una herida crónica, sin el cortejo clínico correspondiente, no debe considerarse como prueba suficiente como para iniciar un tratamiento antibiótico.

 Finalmente, se debe añadir que la administración de antibióticos tópicos no suele estar indicado en la mayoría de los pacientes.

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