Y luego está el tú que realmente, verdaderamente tú eres.
A veces puedes llegar a preocuparte demasiado por tu imagen y por lo que los demás piensan.
Y esa bella persona, el verdadero ser humano que está en tu interior queda reprimido, ahogado bajo todo aquello.
Hay tanto más en ti mismo que lo que la gente ve.
El dolor proviene, de hecho y en la mayoría de los casos, de mantener escondido al verdadero yo.
Podría parecer que el éxito exterior requiere que mantengas a tu verdadero yo reprimido y olvidado.
Pero cualquier cosa que puedas conseguir negando quien tú realmente eres terminará siendo algo vacío, carente de sentido y por lo que no valdría la pena el esfuerzo.
El verdadero éxito llega cuando lo que está en el exterior encuentra fuerza y sustancia en lo que yace en tu interior.
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