Davis explica que estos robots ingresan en el cuerpo, evaden el sistema inmune y modifican en ARNde las células, algo que previene la transmisión de su información genética. La célula muere, el nanorobot se descompone y luego es eliminado por la orina. Fácil, limpio y eficaz.
Miden 70 nanómetros y están hechos de dos polímeros y una proteína, la cual se adhiere a la superficie de la célula cancerígena. Allí desactivan la producción de una proteína que hace que la célula se muera.
Pueden meterse en el cuerpo tantos robots como se quiera, y permanecerán atacando las células hasta liquidar los tumores.
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