"Cada cocinero tiene que tener su sello, su personalidad. Y las tendencias van a ir por defender la identidad de cada lugar en la comida, siempre con evolución", añade como otro de sus ingredientes para alcanzar el éxito. Esto ha sido lo que le ha llevado a conseguir el premio, que le fue otorgado por reflejar cualidades de innovación, creatividad y determinación, según informó la revista británica especializada Restaurant.
Las guías de viajes, las de restaurantes, los concursos gastronómicos, las menciones, el éxito de un plato o de un establecimiento se valen de valoraciones subjetivas. "A cada uno le gusta algo a su manera. Al final lo que se evalúa es si te gusta o no", considera Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía de España y uno de los miembros participantes en la valoración del premio para Elena Arzak.
"Si la cocina es tradicional, es mucho más fácil de evaluar, ya conoces los cánones a seguir e inmediatamente tu mente funciona como un ordenador, sabes si está salado, caldoso, con demasiado aceite, sal...", describe Ansón. El desafío se presenta mayor en la comida creativa.
Ansón enumera los datos objetivos a tener en cuenta: "hay que valorar si la materia prima seleccionada es buena, por ejemplo, que no sean productos congelados; también es importante sentir cómo predomina el sabor del producto principal, no tendría sentido que el caviar supiera a pimienta, hay que buscar una agradable combinación de sabores y en tercer lugar, que no tenga un exceso de grasas saturadas o calorías. El objetivo es la salud", remarca.
Pero, por otro lado, añade que una buena comida debe dar lugar a la conversación, a vivir experiencias. "Ahora hay que reconocer la comida creativa, hay que experimentar en el mundo sensorial". "Los impresionistas se murieron de hambre y ahora son considerados absolutamente valiosos. Nosotros tenemos que reconocer la cocina creativa", opina Ansón.
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